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25 marzo, 2015

Filmografía recomendada: 24 Hour Party People




24 Hour Party People es un film británico del año 2002 dirigido por Michael Winterbottom y protagonizado por el cómico Steve Coogan. Se trata del duodécimo trabajo del director de Manchester, que alcanzó en este proyecto su pico artístico y de influencia.

La película, un híbrido entre drama y comedia, con pinceladas absurdas dentro de un tono cuasi-histórico, cuenta la historia de la discográfica inglesa Factory Records, y de la famosa discoteca The Haçienda de Manchester, ambas a cargo del genial y avispado Tony Wilson (Coogan), además del ascenso de dos bandas icónicas de la cultura pop británica, y, por extensión, europea y global, Joy Division y The Happy Mondays. De hecho, el film aprovecha a estas dos bandas y su respectivo período de influencia y áuge, para dividir la cinta en dos estadios diferenciados, comenzando por el ascenso de Joy Division y la apuesta de Tony Wilson por ellos, interrumpida por el suicidio del vocalista Ian Curtis, y continuada por la irrupción en la escena de Shaun Ryder y sus Happy Mondays, su ascenso a la fama, y la apertura y posterior clausura de la discoteca más célebre de Manchester. Entre medias, la cinta repasa, a un ritmo verdaderamente vertiginoso, otros asuntos y personajes de aquella época, como la reconversión de Joy Division en New Order tras la muerte de Curtis, el papel crucial de Martin Hannet y sus producciones para el desarrollo del punk y el new wave, o el fracaso de Tony Wilson en su apuesta por una industria musical libre de los tentáculos opresores de jefes corporativos o directivos discográficos, y su entrega de poder a los músicos, que ayudan a entender un poco más la repercusión real y social de toda la movida de Madchester.



La peli esta estructurada como un falso documental, donde el protagonista se gira de vez en cuando para conversar directamente con el espectador. De hecho, en una escena, el auténtico Tony Wilson aparece encarnando a un redactor televisivo. El ritmo de la cinta es frenético, algo obligado dada la enorme cantidad de eventos y anécdotas que incluye: se trata de un resumen de dos horas sobre algunos de los eventos más significativos (musicalmente hablando, y ya sabemos lo amplio de este espectro) de un lapso temporal total de casi dos décadas, las que comprenden entre finales de los años 70 y mediados de los 90. La selección musical, como cabe esperar, es exquisita, con éxitos y artistas de culto como Iggy Pop o The Sex Pistols, entre muchos otros. El desempeño del elenco de actores es soberbio, y dotan a la cinta de gran credibilidad. De la misma manera, hay que destacar sobre el resto el tono cínico y un tanto absurdo del genial y estirado Steve Coogan, que borda su papel y lo adorna con multitud de frases y declaraciones célebres, ingeniosas, agudas y egomaníacas.


Se trata, por tanto, de un perfecto ejercicio de humor, un fiel recorrido por la contracultura británica de finales de siglo cargado de referencias e influencias, y, en última instancia, de una exquisita muestra de buen cine contemporáneo que a buen seguro resistirá las embestidas del tiempo y se conservará durante muchas décadas como un film fresco, creativo e ilustrativo. La densa carga de información que merece la pena apresar practicamente obliga a revisionar la cinta para no dejar pasar nada por alto. Manchester fue el inicio de dos revoluciones músico-culturales de obligada comprensión para poder entender la mentalidad de los jóvenes europeos en una etapa tan caótica. Desde este prisma, el papel de Tony Wilson y los artistas de Factory Records fue pionero dentro de una sociedad que empezaba a acostumbrarse a encumbrar artistas y agasajarlos con fama y fortuna, y se comenzaba a plantear una problemática respecto a ello que acabó derivando en la Generación X y en el nacimiento de la cultura rave. La actitud ante la realidad de esta amalgama de drogadictos, ególatras, cabrones presuntuosos y, en definitiva, artistas de talento, a buen seguro le inspirará y le sacará un par de carcajadas. El espíritu de este grupo de personas, a caballo entre la genialidad y la decadencia,  queda reflejado en una frase de John Ford parafraseada durante la peli: " Si tienes que elegir entre la verdad y la leyenda ... Print the legend".


23 marzo, 2015

Filmografía recomendada: La vida de los otros

La vida de los otros (Das Leben der Anderen) es un film germano del año 2006, ganador del Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa, el BAFTA a mejor film de habla no inglesa, el César a mejor película extranjera y el premio de Mejor Película en los Premios de cine europeo.

La película se sitúa en Berlín Este y cuenta la vida de Gerd Wiesler ( interpretado por Ulrich Mühe), un metódico, dedicado y convencido comunista agente de la Stasi, la policía política de la Alemania Oriental, en la década de los 80, unos años antes de la caída del muro de Berlín. El fracaso del imperio comunista y la reunificación alemana ya flotan en el ambiente, y el capitán Gerd simboliza la vieja guardia roja. A él le encargan espiar y vigilar a un notable dramaturgo intelectual, del que se sospecha mantiene contactos con la vecina República Democrática Alemana. Poco a poco, Wiesler comprueba como la misión tiene menos que ver con la política y más con la intención de su ministro de cultura de quitarse de encima al escritor porque se ha encaprichado de su bella esposa; al mismo tiempo, comienza a albergar simpatía por su espiado. El proceso de racionalización interno que experimenta Wiesler durante el film es una excelente metáfora del desarrollo político-social de la Unión Soviética. El desenlace de la trama resulta francamente inesperado y entrañable.


Se trata de la ópera prima (hasta entonces sólo había dirigido cortometrajes) de Florian Henckel von Donnersmarck, que se encargó del guión y la dirección del proyecto. La cinta recopiló una vasta cantidad de premios y reconocimientos en diferentes circuitos de varios países, y arrasó en los Premios del Cine Alemán de 2006. Su visionado es obligado para todos los amantes de los buenos thrillers políticos, que quedarán atrapados desde casi la primera escena por el sobrio y refinado ambiente alemán del film, por el magnífico desempeño del reparto, el minimalista manejo de la cámara y un tramo final brillante. Esta película fue la plataforma de despegue para un director tremendamente talentoso, que vió como su nombre fue incluido en una lista elaborada en 2011 por la Universidad de Oxford, su alma mater, de las 10 personas más distinguidas de sus diez décadas de historia. La lista la componían personajillos de escasa relevancia como Duns Scotus, Guillermo de Ockham, Erasmo de Rotterdam, Thomas More, John Locke, Christopher Wren, Adam Smith, Lawrence de Arabia, Oscar Wilde, J.R.R. Tolkien, Rupert Murdoch, Bill Clinton y Stephen Hawking. Casi ná.





19 marzo, 2015

Filmografía recomendada: Six acts


Six Acts (Shesh Peamim) es una película israelí del año 2012 dirigida por el entonces nóvel Jonathan Gurfinkel, que presenta el caso de Gili (Sivan Levy), una adolescente que busca ascender en la escala social de su nuevo instituto mediante la promiscuidad y la sumisión sexual. El largometraje fue seleccionado para el Festival de Cine de Tribeca de 2013 con buena acogida.

El film está dividido en seis actos o episodios, en los que la protagonista va cada vez un paso más lejos en su recorrido de lujuria y baja autoestima. Se trata de la clásica muchacha rebelde con problemas en casa que busca desesperadamente la aceptación de los chicos de su edad para compensar los desequilibrios afectivos presentes en su dimensión familiar. Pese a sus esfuerzos por presentarse y actuar como una chica enrrollada, divertida y atractiva, es menospreciada por sus nuevos compañeros debido a su aleatorio y poco digno comportamiento sexual. Se encariña en concreto con uno, pero lo único que consigue despertar en los hombres es pena y recelo, y su relación con estos se limita a unas cuantas mamadas y a situaciones deprimentes y muy turbias. Su deliberada apariencia facilona y desenfadada crea la ilusión de que cualquier hombre que lo intente podrá acostarse con ella, por lo que cuando, en alguna arrancada de orgullo, pretende recuperar una posición de igualdad con el macho y labrarse algún respeto, le sale el tiro por la culata. Mientras busca aceptación y deseo, sólo encuentra rechazo, desprecio y humillaciones.



Six Acts aborda la desorientación y la angustia de muchas chicas adolescentes crecidas en un mundo cada vez más tecnológico y menos personal, esto es, cada vez más rápido y cruel. Cada vez más eficiente. En una sociedad donde se bombardea a la mujer, prácticamente desde la infancia, con ideales estéticos y de pasajera felicidad, cada vez es más común encontrar muchachas incapaces de controlar este exceso de libertad y estímulos y con una verdadera dificultad para conseguir ser aceptadas por el género masculino más allá del sexo. Six Acts es una historia cotidiana y verídica que causa un efecto en el espectador balanceado entre la excitación, el asco y la vergüenza. La función de la cinta no es otra que poner de relevancia este conflicto de roles que a buen seguro hemos presenciado directa o indirectamente en muchas ocasiones. Una joven muchacha que utiliza su cuerpo como cebo y como arma, y un grupo de jóvenes de clase media alta que no tienen mayor ocupación en su día a día que centrarse en la árdua tarea de ser todos copias idénticas. La curiosidad y la sumisión de Gili responden sólo al impulso, a la necesidad, de ser tomada en cuenta, valorada y apreciada, y en absoluto es el apetito sexual lo que dirige sus erráticas acciones. Pero esta ausencia de escrúpulos y de autonomía volitiva la convierte en el hazmerreír y el pasatiempo de los cafres de sus nuevos compis, que no se toman la más mínima molestia en tratarla como a un ser humano de primera. El final de la película, abierto, deja una sensación extraña en el cuerpo, ya que permite al espectador visualizar la profundidad real del callejón sin salida en el que se ha metido la prota.

Se trata, por lo tanto, de una película sobre adolescentes que trata temas de verdad, por lo que su visionado es recomendado y resultará enriquecedor en la medida en que sea capaz de hacer reflexionar al espectador sobre ciertas cuestiones relacionadas con la manera en que se comportan, se entienden y se comunican las nuevas generaciones criadas bajo el You Only Live Once.


06 marzo, 2015

Filmografía recomendada: El secreto de sus ojos


'El secreto de sus ojos' es un film argentino de 2009 dirigido por Juan José Campanella, y protagonizado por Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella en los papeles principales. La sociedad Campanella-Darín ya había colaborado con éxito en películas anteriores, como El hijo de la novia o Luna de Avellaneda, pero con éste híbrido de drama y suspense cinematográfico alcanzaron su más excelso trabajo, hasta la fecha. La película se llevó para Argentina el Óscar a la Mejor película de habla no inglesa, y se convirtió en una de las producciones más taquilleras y apreciadas por público y crítica de la historia del cine en el país sudamericano.

La historia trabaja en dos planos; en el primero, los agentes judiciales Benjamin Expósito y Pablo Sandoval  ( Darín y Francella) siguen la pista del responsable del brutal asesinato de una joven local, y van topándose con cada vez más trabas a medida que avanzan en su investigación; a la vez, Expósito se enamora progresivamente de Irene (Villamil), una joven de clase acomodada con planes de boda que se incorpora a su departamento. Todo esto nos es narrado por un Expósito que regresa a Buenos Aires ya jubilado y con el propósito de escribir una novela, por lo que comienza a rememorar éstos episodios ocurridos un par de décadas antes, permitiendo apreciar la magnitud y la repercusión de este episodio en la vida de todos los involucrados. El desenlace de la historia es sencillamente magistral.

Aquí dejamos una de las mejores escenas del film. Un monólogo del fantástico actor que es Guillermo Francella donde divaga acerca de la naturaleza humana con el objetivo de poder encontrar pistas que les guíen en su investigación.


 

Por último, resulta inevitable rescatar el plano visualmente más espectacular de la cinta. Al margen de que el film funciona perfectamente gracias a la sobriedad y solemnidad de su trama, el excelente desempeño de todo el elenco de actores y el imprevisible desenlace de la historia del asesinato ( no resulta tan imprevisible la historia de amor), El secreto de sus ojos es una producción cuidada estéticamente y con un manejo de los planos y los tempos excepcional, con variedad de recursos técnicos y un cuidado montaje. Buena prueba resulta esta impresionante escena-secuencia de entrada al estadio de Racing Club de Avellaneda (club fetiche del director), que comienza en el aire muy lejos del campo, entra para acompañar la jugada y finaliza con un tiro a puerta para aterrizar en la grada. Una secuencia que bien vale un premio Óscar.