25 marzo, 2015

Gervasio Sánchez, o el horror hecho arte




Gervasio Sánchez es un periodista y fotógrafo español, nacido en Córdoba en el año 1959. En su dilatada carrera, ha cubierto y registrado numerosos conflictos internacionales, como la Guerra del Golfo, la Guerra de Bosnia y otros acontecimientos relativos a la desfragmentación de la antigua Yugoslavia, o eventos bélico-políticos acontecidos en América Latina. Por su excelente trabajo, ha ganado infinidad de premios a nivel nacional e internacional, destacando el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en categoría gráfica en el 2008, el Premio Nacional de Fotografía, en 2009, o el Premio Julio Anguita Parrado, en 2011, además de otros reconocimientos como Hijo Adoptivo de Zaragoza, en 1998, o la Medalla al Mérito Profesional otorgada por el gobierno de Aragón en el año 2004.

Pese a haber trabajado para y colaborado con diversos medios, véase La Vanguardia, la Cadena Ser o la edición hispana de la BBC, gran parte de su actividad profesional la ha desempeñado como periodista independiente. Ha sacado adelante más de una decena de publicaciones periodísticas y fotográficas, destacando algunas como El cerco de Sarajevo, de 1994 sobre el conflicto yugoslavo, Vidas minadas, en 1997 sobre lo que presenció en su viaje a Angola, La caravana de la muerte: víctimas de Pinochet, en 2001, Salvar a los niños soldados, una novela del 2004, Sierra Leona: Guerra y Paz, un documento fotográfico lanzado en 2005, o Desaparecidos, publicado en 2011 tras 13 años de preparación, sobre el drama que acompaña a la desaparición humana, en países como Camboya, Perú o Colombia.

Gervasio Sánchez y su objetivo en Sarajevo, Bosnia
Es célebre el incidente que protagonizó en el acto de entrega del premio Ortega y Gasset que le fue concedido en 2008, donde acusó desde su discurso de agradecimiento al gobierno español de predicar políticas de paz y anti-beligerantes, mientras toma parte activa en el mercado de tráfico de armas. Aquel día pronunció estas palabras:


[...] Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.

Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.

Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi. Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.

Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.

Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.

Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

Muchas gracias

El trabajo de Gervasio representa el más puro y genuino sentido y significado del periodismo; poner de manifiesto problemas o situaciones que deliberadamente son ignorados por autoridades, instituciones y prensa. La labor de Gervasio Sánchez y la de cualquier otro periodista cargado de pasión, ideales, iniciativa y buenos propósitos se torna indispensable en una sociedad donde la tendencia a escurrir el bulto resulta con mucho la más beneficiosa para la salud mental. Y es que el horror de la guerra y la destrucción que lleva retratando con autonomía, firmeza, determinación y precisión durante más de dos décadas, fácilmente podría quitarnos el sueño a poco que profundicemos en la reflexión acerca de la realidad social que existe en otros países, en muchas ocasiones no tan lejanos al nuestro ni en kilómetros ni en cultura, y la manera en que nosotros mismos, habitantes del auto-denominado primer mundo, valoramos nuestro estado del bienestar. La función social de profesionales de la información que aún mantengan un compromiso para con la veracidad y la fidelidad a la realidad, sin voluntad de esconder o suavizar nada, se antoja esencial, si no obligada, en esta sociedad sobrecargada de estímulos, influencias e intereses personales, donde tan fácil resulta adoptar una postura pasiva respecto a la prensa sensacionalista, y donde tanto esfuerzo requiere quitarse la venda de los ojos para poder ejercer una actitud crítica.

Gervasio Sánchez ha recorrido el mundo registrando injusticias y atrocidades derivadas de la guerra, dando voz y dotando de plataforma de denuncia a las víctimas de operaciones militares abusivas y desmedidas, que han utilizado argumentos políticos para propiciar y justificar todo el terror y el daño que uno pueda concebir. Estos son algunos de sus testimonios ...
La fotografía 'Sofia y Alia', ganadora del premio Ortega y Gasset en 2009




















23 marzo, 2015

Filmografía recomendada: La vida de los otros

La vida de los otros (Das Leben der Anderen) es un film germano del año 2006, ganador del Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa, el BAFTA a mejor film de habla no inglesa, el César a mejor película extranjera y el premio de Mejor Película en los Premios de cine europeo.

La película se sitúa en Berlín Este y cuenta la vida de Gerd Wiesler ( interpretado por Ulrich Mühe), un metódico, dedicado y convencido comunista agente de la Stasi, la policía política de la Alemania Oriental, en la década de los 80, unos años antes de la caída del muro de Berlín. El fracaso del imperio comunista y la reunificación alemana ya flotan en el ambiente, y el capitán Gerd simboliza la vieja guardia roja. A él le encargan espiar y vigilar a un notable dramaturgo intelectual, del que se sospecha mantiene contactos con la vecina República Democrática Alemana. Poco a poco, Wiesler comprueba como la misión tiene menos que ver con la política y más con la intención de su ministro de cultura de quitarse de encima al escritor porque se ha encaprichado de su bella esposa; al mismo tiempo, comienza a albergar simpatía por su espiado. El proceso de racionalización interno que experimenta Wiesler durante el film es una excelente metáfora del desarrollo político-social de la Unión Soviética. El desenlace de la trama resulta francamente inesperado y entrañable.


Se trata de la ópera prima (hasta entonces sólo había dirigido cortometrajes) de Florian Henckel von Donnersmarck, que se encargó del guión y la dirección del proyecto. La cinta recopiló una vasta cantidad de premios y reconocimientos en diferentes circuitos de varios países, y arrasó en los Premios del Cine Alemán de 2006. Su visionado es obligado para todos los amantes de los buenos thrillers políticos, que quedarán atrapados desde casi la primera escena por el sobrio y refinado ambiente alemán del film, por el magnífico desempeño del reparto, el minimalista manejo de la cámara y un tramo final brillante. Esta película fue la plataforma de despegue para un director tremendamente talentoso, que vió como su nombre fue incluido en una lista elaborada en 2011 por la Universidad de Oxford, su alma mater, de las 10 personas más distinguidas de sus diez décadas de historia. La lista la componían personajillos de escasa relevancia como Duns Scotus, Guillermo de Ockham, Erasmo de Rotterdam, Thomas More, John Locke, Christopher Wren, Adam Smith, Lawrence de Arabia, Oscar Wilde, J.R.R. Tolkien, Rupert Murdoch, Bill Clinton y Stephen Hawking. Casi ná.





Drug-dealer kings meeting


Frank Lucas fue un narcotraficante afroamericano que controló el tráfico de drogas en Harlem en los años que abarcan desde finales de la década de los 60 hasta mediados de los años 70. Para quien no conozca la representación cinematográfica de su vida ( American Gangster, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Denzel Washington y Russell Crowe), Frank asumió el control del negocio de estupefacientes en el barrio neoyorquino tras la muerte de su jefe, Bumpy Johnson, a quien servía como chófer y hombre de confianza. Durante su período de actividad ilícita, Frank creó una organización con su gente de confianza ( esto es, su familia; hermanos y primos) y comenzó a traerse la droga directamente desde Vietnam, aprovechando que el gobierno americano aún mantenía sus narices incrustadas en el país oriental. Su heroína era más pura que la de la competencia, y era vendida a un precio la mitad de barato. Mediante contactos en el ejército, conseguía introducir la heroína en el país oculta en los ataúdes de los soldados caídos en suelo asiático, y la distribuía bajo el suntuoso nombre de Blue Magic, en un auténtico y magnífico ejercicio de marketing. Como en la mayoría de casos cuando de narcos se trata, la historia de Frank Lucas es una historia de áuge y caída. En 1975 fue detenido y condenado a 70 años de prisión por haber inundado Harlem de la más pura mierda vietnamita. Fue entonces cuando se decidió a colaborar con la policía y entregó infinidad de nombres de sus contactos y compadres del hampa. Pero su declaración será recordada sobre todo por haber involucrado en ella a tres cuartas partes de la Agencia de Nueva York de Control de Drogas ... Frank habrá pensado que él no iba a ser el único corrupto en comer trena. Gracias a su valioso testimonio, la condena le fue reducida en 60 años, abandonando la penitenciaría en 1991 y dedicando el resto de sus días a tratar de enmendar, en la manera de lo posible y plausible, el caos y la destrucción que trajo a la ciudad años antes.

Algunos titulares de prensa sobre el Rey de Harlem
Leroy "Nicky" Barnes era el otro gran traficante de la época (interpretado en el film de Ridley Scott por Cuba Gooding Jr. ). De familia humilde y con un padre dictatorial y alcohólico, Nicky escapó jóven de su hogar y se convirtió en adicto a la heroína varios años durante su veintena. Tuvo que ingresar en prisión, por delitos de tráfico de drogas en pequeña cantidad, para conseguir dejar atrás el hábito. En el trullo conoció al célebre Joe 'Crazy' Gallo, miembro de la familia criminal de los Colombo, y a otros miembros del clan de los Lucchese: la flor y nata de la sociedad neoyorquina, vaya. Fue Joe Gallo quién vió en Nicky potencial para sostener y dirigir un mercado de heroína para población negra. Ya fuera de prisión, gracias a un abogado conseguido por Gallo, Nicky comenzó a mover la droga. Para hacerlo de manera más eficiente, creó un grupo, llamado The Council, una organización de siete hombres que funcionaba al estilo de las familias italianas. El consejo se encargaba de solucionar inconvenientes y mediar en disputas entre pequeños afiliados. Nicky pronto se ganaría el nombre de "Mr. Untouchable"... aunque no resultó ser tan intocable; el 5 de junio de 1977, Barnes apareció en la portada del New York Times Magazine, con un poderoso semblante y en actitud desafiante. Previamente, los redactores de la revista chantajearon a Nicky con utilizar su ficha policial para la portada si no accedía a posar. Y fue precisamente esta petulante pose la que despertó los recelos del mismísimo presidente Jimmy Carter, que se sintió profundamente preocupado ante la visión de invulnerabilidad que proyectaba la imagen. Carter dió orden a su fiscal general de rebuscar concienzudamente en el historial de Barnes, y a fuego que lo hizo. En enero de 1978, Barnes era condenado a una pena de cadena perpétua sin posibilidad de fianza.

La portada que irritó a Jimmy Carter
En prisión, todo se le vino encima. Observó como sus antiguos compañeros del Consejo no se hacían cargo de sus bienes y pertenencias, como dejaban de pagar las cuotas de su abogado, e incluso, como uno de sus camaradas mantenía un affair con su novia. La rabia empujó entonces a Nicky a la venganza, y se decidió, al igual que su antiguo rival Frank Lucas, a cantar como un pajarito. Proporcionó a la policía una lista con 109 nombres relacionados con el tráfico de drogas. En su declaración, incluso reconoció su implicación en ocho asesinatos. Durante su tiempo a la sombra, Nicky tuvo tiempo de ganar un concurso nacional de poesía para internos, consiguió un diploma universitario con honores, y realizó tareas docentes de inglés para sus compañeros. Su colaboración le supuso la revocación de su condena perpetua, y fue liberado de prisión en 1998, 20 años después de su entrada. Los funcionarios que le conocieron comentaban que era un preso que destacaba por su predisposición para el trabajo y la actividad.

Nicky con su mujer de aquellos días Thelma, en los años 70
En 2007, estos dos otrora dueños de las calles de Harlem se reunieron para mantener una conversación tres décadas más tarde, propiciada y registrada por Mark Jacobson, del New York Magazine. Barnes estaba cubierto por el programa de protección de testigos, y Lucas debía usar una silla de ruedas para moverse. Las cosas habían cambiado mucho desde los años en que ambos ambicionaban arrebatar el control del tráfico de drogas en Harlem a los italianos para ponerlo en manos del hombre negro ...

Estas son algunas de las perlas extraídas de una conversación entre dos antiguos señores de la droga. Dos hombres que se revolvieron en un entorno hostíl a base de ambición y esfuerzo para vivir, al menos unos años, como emperadores. Para ver la entrevista entera (en inglés), pincha aquí. 

Sobre sus orígenes ...

Mark Jacobson: ¿ Recordáis cuándo os conocisteis ?
Frank Lucas: ¿Cúando fue, Nick? La noche que saliste de la cárcel. ¿ Era 1970, 69, 68 ...?
Nicky Barnes: Si, en los años 70. Nos conocimos por Jimmy Terrell. ¿Te acuerdas de Jimmy Terrell? Te acuerdas de Goldfinger?
FL: Claro que recuerdo a Goldfinger.
NB: Estábamos en Smalls, bebiendo.¿Te acuerdas de Prat, aquel tío que siempre tenía un taburete al lado?
FL: Claro, Prat! No vivió mucho mas tiempo, verdad?
NB: Alguien le dió caza.. Le debía dinero a alguien, o algo así ...
FL: Si ... creo que estaba con la chica de alguien.

Sobre su relación y el negocio de la droga...

MJ: A vosotros siempre os han descrito como enemigos... ¿Es cierto que lo érais ?
FL: Bueno, Nicky nunca habría podido alcanzarme. Yo conseguía la droga a 4000$ el kilo. ¿Nick, tu debías estar pagándolo a unos 65.000 o 70.000$, verdad ?
NB: En aquella época pagaba unos $35,000.
FL: Y yo pagaba $4,000. Así que no había ninguna lucha. 
MJ: ¿Cuál de los dos tenía la mejor droga ?
FL: No sigas por ahí Mark, revolviendo en la mierda. Tío, yo tenía la mejor droga del mundo...tenía entre un 98 y un 100% de pureza ...
NB: Frank tenía buena mercancía, no hay duda.. Yo tenía que coger papel y lápiz y controlar mis asuntos... Pero hablando sólo de droga, la mia estaba próxima a la suya. Tan próxima que mucha gente cogía una sin tener la necesidad de esperar por la otra. Frank, tu solías quedarte por la calle 116, verdad ?
FL: Yeah.
NB: Bueno, yo movía polvo en los cinco distritos, no sólo en el centro.
FL: Eras grande, Nicky...
MJ: Supongamos que cada uno de vosotros tiene un gramo.El modelo de negocio de Frank cara a cara frente el modelo de negocio de Nicky , ¿ cuál de los dos va a sacar más dinero ?
FL: Es una respuesta obvia, el que tenga la mejor droga, tío.
NB: Frank tiene razón. Siempre dependerá del producto. Una vez tuve una disputa con un tipo llamado Steve Austin. Mi droga era mejor, y Steve lo sabía. Un día se acercó y me dió unos toquecitos en la ventana de mi coche. “Ey, tío” dijo, “no te queremos por aquí.” Entonces dije, “voy a usar mi pie para patearte el jodido culo” En aquellos tiempos, no disparabas a nadie sólo por estar en tu territorio, ya sabes. Tenías que disputar el terreno. Pero a los compradores eso no les importa, no les importa el vendedor, sólo les importa la mercancía.


MJ: Cuando las películas sobre vosotros vean la luz, se creará un debate acerca de si merecéis ser glorificados de esa manera. ¿Qué pensáis de ello?
FL: Nick es un buen tipo que debería ser glorificado, pero yo no.
MJ: ¿Por qué lo dices ?
FL: Porque es un tío de puta madre.
MJ: Pero los dos estábais en el mismo negocio.
FL: Tu estas en el mismo negocio que otros redactores, pero no piensas en cortarles el cuello,¿ a que no ?
MJ: Frank ... venga ya.
NB: Nadie debería ser alabado por lo que haya hecho dentro del mercado de la droga. La manera en que actuábamos, toda la violencia, diez o doce homicídios, para poder mantener la operación en marcha. No puedes glorificar eso. No es algo a lo que ni Frank ni yo vayamos a animar a nuestros hijos a participar.
FL: Totalmente de acuerdo, Nick.
NB: La heroína causa estragos e inflige mucho dolor para toda la comunidad negra. No debí haber hecho lo que hice. Quizá ya entonces lo supiera, pero no me importaba.Yo quería conseguir dinero, y fue justo lo que hice. Mirando atrás, no habría tomado esas decisiones, pero siempre es más fácil darte cuenta y desinfectarte de aquello cuando ya ha pasado todo.
FL: En nuestro negocio, lo que cobras es miedo. Cuando el factor miedo entra en juego, es cuando empiezas a ver dinero . La violencia es parte de todo. En este mundo, no vas a tener palabras dulces para ningun cabrón. 

Sobre la policía y la corrupción ... 

MJ: ¿Quién era más corrupto, policias o traficantes?
FL: La policía era más corrupta. Tu te estrechas la mano con otros traficantes, os dáis vuestra palabra de honor. Si no cumples con lo que prometes, te van a matar. Todo el mundo lo sabe.
NB: Exacto, eso es así.
FL: Un traficante vive de su palabra. No me refiero a los yonkis ...Hablo de hombres como Frank Lucas y Nicky Barnes. 

Sobre su declaración y las etiquetas de soplones ...

MJ: Se que eres un hombre reflexivo, Frank. Puede que aún habiendo cometido tantos tipos de crimen, la gente pueda pensar que eres un soplón.¿Qué pensáis de ello ?
FL: Nunca en mi vida, hasta el día de hoy, he testificado contra nadie. No hay ningún hijo puta en este mundo que pueda acusarme de algo así. Los polis corruptos, vale. Pero soplón, no, no, no, no ...
NB: Cuando llegó el momento de declarar, sólo lo hice contra mis antiguos compañeros de El Consejo.
FL: Como Guy Fisher ... ( el traficante que tuvo una relación con la amante de Barnes mientras éste estaba en prisión).

NB: Si, Guy Fisher, Frank James, Wally, Coco, Kenny, y ya sabes, alguno que otro más. Cuando me encerraron en el talego, le pedí a Guy que cuidara de mi mujer, que la protegiera ... No esperaba que empezara a follársela.
FL: Guy Fisher es un cabrón. ¿Qué demonios esperabas ?
NB: Esperaba que hiciera lo que le pedí, no que me traicionara. El ya tenía una mujer que era tan atractiva como la mía.
FL: Tu mujercita no estaba nada mal, Nicky!
NB: No se por qué hizo lo que hizo, ni se por qué otros miembros del consejo le dejaron seguir vivo después de enterarse de todo. Por eso cooperé. Ya que no podía salir, podía traer a esos hijos de puta adentro conmigo.
MJ: ¿Piensas ahora diferente, Nick?
NB: No, tío. Cuando caí en la cuenta de que me habían abandonado a mi suerte en el campo de batalla, pensé “Que se jodan!” … Pensé  “Voy a traerme a esos cabrones al talego, que sepan lo que es.” Prefiero estar fuera en el programa de protección de testigos, que dentro de la cárcel. ¿Por qué iba a querer estar dentro con esa clase de negratas? No me arrepiento. Vi aquel programa en la CNN con Anderson Cooper. Los tíos estaban discutiendo sobre ese rollo de “no seas un soplón, no importa lo que pase.” Bueno, a mi me cuesta entender por qué considerar fuerte a un tio si se deja pisotear por una banda de imbéciles y no hace nada en respuesta, simplemente por un estúpido código para idiotas que se lo impide. Anderson Cooper le preguntó a este rapero, “Suponte que un chico es asesinado y sabes quien es el asesino. Se lo dirías a la policía?” Y el tipo dijo “No.” Así que a eso me refiero. Estos guiones para la vida callejera son una basura estupida.
MJ: ¿Qué opinas Frank ? ¿Crees que hay algún momento bueno para cooperar?
FL: Ya te lo dije antes. Nunca testifiqué contra nadie.
MJ: Pero si que existen algunos casos, Frank ...
FL: Escucha! Tengo remordimientos por lo que hice, vale ? ...
NB: Frank, cálmate un poco ... Estás gritando.
FL: Tengo remordimientos. Nunca vendí nada a un niño en la calle, pero me enteré de que mi gente lo hacía. Yo no quería vender a niños. No quería convertirles en yonkis. No quería participar en eso. Me justificaba diciéndome a mi mismo que no podría conseguir un trabajo en Wall Street ni limpiando retretes. Fui a la escuela tres veces, y dos de ellas, la profesora no estaba. Tuve que buscarme la vida. No quería pudrirme en la calle. Así que eso fue lo que hice, pero no es fácil. Cuando llegas arriba, cada puta rata de las alcantarillas va a querer subírsete a las barbas. Y en cuanto te quedes sin pasta, todo el mundo desaparecerá. Díselo tu, Nicky ...

Sobre la cultura hip-hop ...

MJ:¿Os imaginásteis alguna vez hasta donde llegaría todo esto del hip-hop? A vosotros dos os mencionan en algo así como un millón de canciones ...
FL: ¿A eso llamas canciones? En mis tiempos, los cantantes cantaban. Puede que hagan canciones sobre mi, pero no por ello tienen que gustarme.
MJ: ¿Qué piensas tu Nick? Eres algo así como un héroe popular en la cultura hip-hop.
NB: Nunca pensé que llegaría tan lejos.Cuando todo empezó, todo el mundo, empezando por los empresarios del mundillo, predijeron que el hip hop estaría muerto en cinco años. Decían que “Esos hijos de puta no van a sacar ni un duro.” Pero el hip-hop siguió adelante, y mira donde ha llegado. Está Jay-Z, Damon Dash, Kanye West, 50 Cent... Estos tíos están haciendo algo legítimo.
FL: Al menos Nicky conoce los nombres ... A mi no me suena ninguno. Conozco a Puff Daddy, porque conocía a su padre.
NB: Oh, Melvin! Melvin Combs.
FL: Melvin solía venir a mi casa un par de noches a la semana. Estoy orgulloso de ver al hijo de Melvin ahí arriba.

Sobre su representación cinematográfica ...

MJ: Nick, ¿ tienes curiosidad por ver cómo has sido retratado en American Gangster ?
NB: Si, claro. He oído que es Cuba Gooding Jr quien me interpreta, así que imagino que será una representación decente. Cuba es ganador de un premio de la academia ...
MJ: ¿Y qué tal Denzel haciendo de Frank ?
NB: Sólo se que si Denzel encabeza el reparto, entonces no será una peli de mierda.
FL: Denzel Washington hizo más que un buen trabajo, hizo un trabajo cojonudo. Nadie en el mundo es tan bueno como Denzel. 

Y la despedida ... 

MJ: ¿Qué os gustaría poner en vuestro epitáfio ? ¿Qué legado queréis dejar ? 
NB: Te diré lo que quiero que ponga el mío. Quiero que ponga “Tío, oh tío... era viejo. Joder, era viejo.”
FL: Jodidamente viejo.



19 marzo, 2015

Filmografía recomendada: Six acts


Six Acts (Shesh Peamim) es una película israelí del año 2012 dirigida por el entonces nóvel Jonathan Gurfinkel, que presenta el caso de Gili (Sivan Levy), una adolescente que busca ascender en la escala social de su nuevo instituto mediante la promiscuidad y la sumisión sexual. El largometraje fue seleccionado para el Festival de Cine de Tribeca de 2013 con buena acogida.

El film está dividido en seis actos o episodios, en los que la protagonista va cada vez un paso más lejos en su recorrido de lujuria y baja autoestima. Se trata de la clásica muchacha rebelde con problemas en casa que busca desesperadamente la aceptación de los chicos de su edad para compensar los desequilibrios afectivos presentes en su dimensión familiar. Pese a sus esfuerzos por presentarse y actuar como una chica enrrollada, divertida y atractiva, es menospreciada por sus nuevos compañeros debido a su aleatorio y poco digno comportamiento sexual. Se encariña en concreto con uno, pero lo único que consigue despertar en los hombres es pena y recelo, y su relación con estos se limita a unas cuantas mamadas y a situaciones deprimentes y muy turbias. Su deliberada apariencia facilona y desenfadada crea la ilusión de que cualquier hombre que lo intente podrá acostarse con ella, por lo que cuando, en alguna arrancada de orgullo, pretende recuperar una posición de igualdad con el macho y labrarse algún respeto, le sale el tiro por la culata. Mientras busca aceptación y deseo, sólo encuentra rechazo, desprecio y humillaciones.



Six Acts aborda la desorientación y la angustia de muchas chicas adolescentes crecidas en un mundo cada vez más tecnológico y menos personal, esto es, cada vez más rápido y cruel. Cada vez más eficiente. En una sociedad donde se bombardea a la mujer, prácticamente desde la infancia, con ideales estéticos y de pasajera felicidad, cada vez es más común encontrar muchachas incapaces de controlar este exceso de libertad y estímulos y con una verdadera dificultad para conseguir ser aceptadas por el género masculino más allá del sexo. Six Acts es una historia cotidiana y verídica que causa un efecto en el espectador balanceado entre la excitación, el asco y la vergüenza. La función de la cinta no es otra que poner de relevancia este conflicto de roles que a buen seguro hemos presenciado directa o indirectamente en muchas ocasiones. Una joven muchacha que utiliza su cuerpo como cebo y como arma, y un grupo de jóvenes de clase media alta que no tienen mayor ocupación en su día a día que centrarse en la árdua tarea de ser todos copias idénticas. La curiosidad y la sumisión de Gili responden sólo al impulso, a la necesidad, de ser tomada en cuenta, valorada y apreciada, y en absoluto es el apetito sexual lo que dirige sus erráticas acciones. Pero esta ausencia de escrúpulos y de autonomía volitiva la convierte en el hazmerreír y el pasatiempo de los cafres de sus nuevos compis, que no se toman la más mínima molestia en tratarla como a un ser humano de primera. El final de la película, abierto, deja una sensación extraña en el cuerpo, ya que permite al espectador visualizar la profundidad real del callejón sin salida en el que se ha metido la prota.

Se trata, por lo tanto, de una película sobre adolescentes que trata temas de verdad, por lo que su visionado es recomendado y resultará enriquecedor en la medida en que sea capaz de hacer reflexionar al espectador sobre ciertas cuestiones relacionadas con la manera en que se comportan, se entienden y se comunican las nuevas generaciones criadas bajo el You Only Live Once.


El último Rey de Andorra



Esta es la historia del barón Borís Skósyrev, un aventurero ruso nacido en la Bielorrusia actual a finales del siglo XIX que, impulsado por su ambición, recorrió el globo en busca de reconocimiento y poder, llegando a autoproclamarse Rey de Andorra y ejerciendo un mandato de sólo 13 días. 

Antes del episodio cúlmen de su vida en la región pirenáica, se tienen pocos registros de sus peripecias. Se sabe que al estallar la Revolución rusa en 1917, se exilió en el Reino Unido, donde formó parte de la armada británica primero, y de la Foreign Office como agente encubierto despúes, un puesto que le permitió recorrer países como Japón y Estados Unidos. De Inglaterra se trasladó a los Países Bajos durante un tiempo, y poco despúes buscó el favor de la Casa Real neerlandesa inventándose un título, el de conde de Orange, que según él le había sido concedido por la reina Guillermina I... Más tarde se casaría con una adinerada marsellesa divorciada diez años mayor que Borís, una relación que duraría más bien poco ya que, encoñado de una jóven muchacha inglesa, pone rumbo a Andorra. Como miembro de la aristocracia rusa desplazada por la revolución, marchó de su patria decidido a recuperar sus elevados estándares de vida en otro lugar, y el minúsculo y recóndito principado se prestaba al trato, debió pensar él.

Una vez allí, Borís comienza a trazar su jugada. Conversa con los lugareños y se entera de que poco antes de su llegada, se había producido en Andorra una revuelta juvenil de cuyo espíritu podría aprovecharse para promocionar dentro de la estructura política de la región, mediante la propuesta de medidas progresistas que garantizasen una mejora en la calidad de vida. Sus ambiciones no tardaron mucho en colmar la paciencia del consejo general de Andorra, que pronto ordenó su fulminante expulsión de suelo andorrano por alborotador. A Borís le toca hacer la maleta y desaparecer del lugar ... de momento.

El caballerete se instaló en Seo de Urgel, una localidad pirenáica que pertenece al estado español. Desde su hotel, inició una campaña propagandística global, vendiéndose a si mismo como un auténtico monarca y concediendo entrevistas para medios de prensa de prestigio de todo el mundo. En una entrevista al diario madrileño Ahora, comentó que "No tengo ningún derecho histórico para mi pretensión. Lo hago únicamente como caballero para entender que defiendo los derechos de los españoles que residen en Andorra y son vejados por la República vecina". Sin duda, el bueno de Borís entendía de semiótica internacional, y sabía que meter caña a los franchutes le podría servir para ganarse el favor de la opinión pública española. A la vez, se reunió con representantes del duque de Guisa Juan de Orleans, miembro de asociaciones legitimistas del sur de Francia y pretendiente al trono gabacho. A estos les calentó la cabeza con que la casa de Orleans era legítima heredera de la dinastía de los Foix, es decir, con que tenían derecho territorial sobre Andorra, y debían desplazar a los actuales copríncipes de la región. Los franceses se mantuvieron al margén, a la espera de acontecimientos, pero mientras tanto Borís ya se proclamaba " lugarteniente del Rey de Francia" sin titubear. Entre actos públicos, sesiones de fotos, panfletos y recepciones, Borís continúo acrecentando su figura pública. Llegó el momento de redactar una innovadora y progresista Carta Constitucional para Andorra.

Borís en el medio, siempre elegante y con su inseparable e innegociable monóculo

Borís se reunió con el Síndico General de los Valles de Andorra, y comunicó sus pretensiones de convertir a Andorra en un principado único, en un centro financiero mundial, sede de instituciones y bancos que disfrutasen de las ventajas fiscales que el ruso había diseñado. A cambio de este paquete de beneficios y ventajas, Boris sólo exigió a cambio ser coronado Príncipe de Andorra. La propuesta contó con la adhesión de 23 de 24 consejeros, y la monarquía quedó instaurada al día siguiente, el 8 de julio de 1934. Francia comunicó que no intervendría, y dejó el tema en manos de las propias autoridades andorranas y del consejo de ministros español. El 17 de julio se publicó en el boletín del estado la Constitución del Estado Libre de Andorra, se disolvió el consejo y se convocaron elecciones para el 1 de Agosto. Borís estaba seguro de cómo formaría su nuevo gobierno y de cuáles serían sus principales medidas : " Protección al necesitado, educación universal y deporte, mucho deporte. Pero nada de juegos prohibidos."

Pero el calentón le duraría poco al señor Skósyrev: el día 21 de julio cuatro guardias civiles españoles y su sargento entraron en Andorra, detuvieron al rey Borís I, y se lo llevaron a rastras hasta la frontera con España. En realidad, esta intervención militar a ínfima escala (la primera y última hasta la fecha sobre suelo andorrano) violó toda la autonomía política y la inmunidad diplomática que oficialmente poseía el principado, pero ni uno sólo de los súbditos del nuevo rey movió un dedo para ayudarle. Al fin y al cabo, no había dado tiempo a que se encariñaran con él. La operación fue propiciada y orquestada por el obispo de Urgel, que se había cabreado mucho con todo el numerito del consejo general y la proclama de Borís. Con la Iglesia hemos topado ...


Borís fue trasladado y juzgado en Barcelona por un juez que rápidamente identificó que se trataba del mismo personaje que había sido expulsado de Mallorca en el año 1932. Fue encerrado en Madrid, y tiempo despúes, expulsado de España y exiliado en Portugal. En 1938 pudo regresar a Francia, y un año despúes, fue encerrado en un campo de internamiento francés para anti-regímenes fascistas que en ese momento asolaban Europa, véase antifranquistas, antifascistas italianos o habitantes de los estados centroeuropeos anexionados por el tercer Reich. Existen diversas teorías sobre su existencia a partir de esta efeméride: algunos historiadores afirman que murió en este mismo campo, mientras que otros defienden que logró sobrevivir gracias a ejercer como traductor para los nazis, algo que le habría condenado a pasar sus últimos días confinado en un gulag siberiano. También hay quien apunta que se recluyó en el monasterio catalán de Poblet tras la guerra, y otros apuntan como fecha de su muerte 1989, y como lugar, la ciudad alemana de Boppard. 

Sea como fuese su muerte, lo que queda claro es que Borís dedicó su vida y su libertad a encontrar un buen nido donde poder cobijarse y cubrirse de fortuna, respeto y algo de poder. Esta sed de progreso le llevó a protagonizar uno de los capítulos más rocambolescos y curiosos de la historia política europea moderna, donde tiene reservado un lugar privilegiado como el último Rey de Andorra.



09 marzo, 2015

Allen Iverson, o el mayor talento nunca visto en una cancha de baloncesto



Hablar de Allen Iverson es hablar de baloncesto. En su más puro significado, en su más profundo sentido, en su máxima expresión. Talento y desparpajo. Efectividad y espectáculo. Carisma y competitividad. Éxitos y fracasos. Pero sobre todo, un regusto a leyenda que permanecerá muchas décadas vigente. La historia de Allen Iverson es la historia del baloncesto, sin lugar a la duda.

Para toda una generación de jóvenes amantes del baloncesto, la de los nacidos en la década de los 90, Allen Iverson era el buque insignia de ese hermoso cuento de hadas que es la NBA. Con su llegada a la liga como número uno del draft de 1996 ( una promoción talentosa con jugadores como Kobe Bryant, Steve Nash, Marcus Camby, Stephon Marbury, Ray Allen, Peja Stojakovic o Jermaine O'Neal ), se inició una revolución que representaría el nexo entre una vieja guardia de estrellas y una nueva y flamante clase de jóvenes talentosos y con un enorme filón mediático. De hecho, nadie tenía más tirón que el chico de Hampton, Virginia, recién salido de Georgetown. Su desmesurado talento lucía incluso más especial si atendemos a sus datos antropométricos: 1'83 de altura y 75 kilitos de peso parecen insuficientes para afianzarse en la liga de baloncesto más exigente, con diferencia, del planeta. No sólo por el nivel físico de los jugadores ( Iverson debía enfrentarse cada noche a defensores más altos y fuertes que el), sino por la enorme carga de partidos y viajes que deben afrontar. Pero no sólo consiguió afianzarse en la competición, sino que se convirtió en referencia de la misma: 10 veces All Star, 4 veces máximo anotador de la NBA, 3 veces en el mejor quinteto de la liga, un premio MVP de la temporada regular y unas finales NBA con un equipo, como poco, ramplón.

La irrupción de Iverson en la liga fue contemplada con recelos por buena parte del equipo ejecutivo de la competición. Allen llegaba con una imagen de bad boy ganada a pulso por él mismo. Fue sonado su incidente, cuando aún era jugador del instituto local de Hampton, Bethel, en donde lideraba tanto al equipo de baloncesto como base, como al equipo de fútbol americano desde el puesto de quaterback; en su año junior fue capaz de llevar a ambos equipos al campeonato estatal de Virginia, siendo elegido por la prensa como el mejor jugador de instituto del estado en los dos deportes. Dicho incidente se produjo en 1993 entre Iverson y sus colegas y un grupo de adolescentes blancos en una bolera, y se saldó con una condena para Allen de 5 años de prisión y 10 de suspensión deportiva tras haberle partido una silla en la espalda a una chica. Iverson evitó la carcel por ser menor de edad y estuvo cuatro meses en un correccional, hasta que el gobernador de Virginia le concedió el indulto, y poco después, la condena sería rebocada.

Tras este episodio, Iverson fue reclutado por la Universidad de Georgetown, donde jugó por dos años antes de dar el salto a la NBA, dejando por el camino titulos, reconocimientos individuales y unas estadísticas espléndidas, siendo aún hoy el máximo anotador de la historia de la universidad. Diferentes problemas económicos familiares precipitaron su ingreso en la mejor liga del planeta. Era el momento de ganar pasta.



Ya desde su primer año en los Sixers de Philadelphia, la sintonía con el público fue total y sus actuaciones protagonizaban los resumenes deportivos. Pronto se convirtió en el jugador de moda de la NBA. Enganchó cuatro partidos de 40 o más puntos consecutivos, y anotó 50 puntos ante Cleveland en Abril, siendo el primer y segundo rookie, respectivamente, en conseguir estos récords. Se llevó a casa el galardón a mejor novato del año por la manga. En los años siguientes, continúo con su vertiginoso ascenso hasta los altares de la liga. El entrenador Larry Brown llegó a Pensilvania en 1997 para aúnar fuerzas con The Answer y transformar la mentalidad de una franquicia hundida en el pozo. Aunque la relación fue problemática desde el inicio, con sonados choques entre ambos, el invento acabó por funcionar. Larry Brown se concentró en trabajar el ego de Iverson y hacerle más jugador de equipo. Ya era evidente que su talento estaba por encima de los demás en la cancha; ahora había que aprovechar el carisma y la personalidad de Iverson para convertirle en un lider total. Nunca llevó nada bien chupar banquillo ni tener que entrenar, y aunque la relación entre ambos siempre fue de amor-odio, Larry Brown fue capaz de alcanzar el objetivo, al menos las primeras temporadas.



En la temporada 2000/01, los Sixers acabaron primeros de la conferencia este con 56 victorias. En cinco temporadas, el equipo había evolucionado de las 22 victorias del primer año de Iverson hasta el mejor balance de su conferencia. Allen levantó esa temporada su primer y único premio MVP, aunque probablemente hubiera sido merecedor de haberlo levantado también la temporada anterior, además del premio a mejor jugador del All Star, y llevó en volandas a un equipo muy cutre ( su pilar, tras el propio Iverson, era Dikembe Mutombo, y luego venían jugadores de un perfil mucho más bajo como Eric Snow, Tyrone Hill, Aaron Mckie, Jumaine Jones, George Lynch o Matt Geiger) hasta las finales de la NBA contra los poderosos Lakers de Shaquille O'Neal, Kobe Bryant y Phil Jackson. Prácticamente todo el público especializado coincide en que sin Iverson, los 76ers de aquella temporada probablemente no hubieran alcanzado ni siquiera playoffs. Tras superar en primera ronda a los Pacers de Reggie Miller, los Sixers tuvieron que llegar hasta el séptimo partido en las eliminatorias ante los Raptors de Vince Carter y los Milwaukee Bucks de Ray Allen. En cada eliminatoria la figura de Iverson se fue acrecentando y dejó actuaciones para la historia. Por su parte, el equipo angelino se plantó en las eliminatorias por el título con un balance inmaculado en play-offs, donde aún no conocían la derrota, y dado que Philadelphia se presentaba como un rival endeble y fatigado, todo el mundo apostaba por un nuevo barrido y la consecución de un campeonato perfecto para Phil Jackson and company. Pero Iverson tenía otros planes; Philadelphia llegó al Staples Center de la capital de California dispuesto a dar guerra, y así fue: Allen anotó 48 puntos ( la anotación más alta de la historia para un debutante en las finales) y los Sixers se llevaron el primer partido reventando todas las apuestas. Queda para el recuerdo aquel tiro anotado desde la esquina tras haber dejado tirado a Tyronn Lue y la zancada por encima de él acto seguido, simbolizando en cierta manera que no había nadie mejor que el, al menos en su puesto, en la liga. Los Lakers encajaron el golpe y se pusieron manos a la obra; Shaq abusó de Mutombo (que ese año había ganado su cuarto título como mejor jugador defensivo de la NBA ) y de todo sixer que se pusiera por delante para llevarse el anillo directo a la costa oeste. Sería el segundo de los tres títulos conquistados por la sociedad Shaq-Kobe antes de romperse. Pero, en el imaginario NBA, esas serían las finales de Allen Iverson.  Promedió 40'6 puntos en los cinco partidos disputados.



Nunca Iverson ni los Sixers volvieron a llegar tan alto en los años posteriores. Allen se cansó de anotar y anotar para nada; nunca tuvo el equipo competitivo que demandó a los directivos de la franquicia. En parte por los pésimos movimientos ejecutivos, y en parte por lo difícil de conseguir estrellas que quisieran venir a compartir vestuario con un jugador talentoso y ególatra a partes iguales. En febrero de 2005 llegó al equipo Chris Webber, el mejor aliado que le pudieron brindar a Iverson en diez temporadas, pero no fue suficiente y el equipo volvió a caer a las primeras de cambio en fase final. Tras esto, y con todo el dolor del mundo, The Answer hizo las maletas y puso rumbo a Denver, donde le esperaba Carmelo Anthony. La sociedad Melo-AI prometía. Además de trenzas y swag, los dos jugadores compartían talento e instinto anotador del más alto calibre. El grupo estaba redondeado por jugadores muy interesantes como Marcus Camby, Kenyon Martin, JR Smith o Nené Hilario. Pero el experimento tampoco funcionó, y en las dos temporadas en Colorado no logró superar la primera ronda de playoffs. Así que vuelta a la carretera. Iverson se movió a Detroit ya muy mermado tanto física como anímicamente. Había comenzado esa extraña etapa en la carrera de muchas estrellas venidas a menos en que intentan desesperadamente, mediante traspasos, aterrizar en una franquicia que les pueda brindar una última oportunidad de luchar por el deseado anillo de campeón de la NBA. Pero Detroit primero, donde sólo completó un primer tramo bueno, para luego lesionarse y regresar directo al banquillo, y Memphis después, donde solo disputó 3 partidos, no eran ni de cerca los proyectos adecuados, y AI abandonó ambas franquicias por la puerta de atrás. Luego, vuelta al equipo de sus amores, Philadelphia, donde más que competir, lo mejor que pudo extraer de aquellos 25 partidos fue el tremendo cariño del público que lo agasajó cada vez que pisó la que siempre será su cancha. Tras esto, vino el extraño salto al viejo continente, concretamente al Besiktas turco, en una maniobra inesperada y muy definitoria del extraño momento personal del crack de Virginia, envuelto en disputas matrimoniales y con su pequeña hija Messiah con graves problemas de salud.

Pero no tardó ni dos meses en dejar Europa y regresar a los Estados Unidos a la mínima oportunidad que tuvo; una lesión en la pantorrilla que le sirvió de excusa para volar y no volver. De vuelta en casa, Iverson intentó solucionar sus problemas económicos con un nuevo contrato, pero ya nadie en la liga parecía dispuesto a confiar en su talento. Recibió ofertas, incluida una de los Lakers, pero todas requerían un paso por la Liga de Desarrollo previa incorporación a la franquicia, algo a lo que Iverson se negó en redondo por considerar este trato un insulto. Finalmente, tras no recibir una llamada que contentara sus expectativas, anunció su retirada definitiva en 2013, y su camiseta con el número 3 fue retirada por los Philadelphia 76ers en 2014.



Este podría ser más o menos el resumen de una carrera deportiva a grandes rasgos espléndida. Durante muchas temporadas, Iverson encabezó los rankings de la liga en anotación, asistencias y robos de balón. Su pasión y su destreza le hicieron ganarse un hueco en el corazón de los aficionados de los Sixers y de la NBA en general; era un auténtico espectáculo ver a un jugador tan escurridizo y talentoso, que jugaba a un ritmo vertiginoso e inteligente, y con un cambio de ritmo que tumbaba rivales como si fuesen bolos. Iverson era exponente de un estilo callejero y estético que no siempre consigue triunfar ante los focos y los flashes de la gran liga. No fue el primer jugador en aportar un fresco y desenfadado estilo de juego, pero si que fue el que lo hizo de la manera más efectiva. Es obligado destacar que consiguió cuatro veces el título de máximo anotador de la liga en una competición donde, por poner un ejemplo, en la temporada 2000/01 ( la de las finales para los Sixers), la media de altura estaba situada en los 2'00 metros de altura y el peso promedio de un jugador era de 104 kilos: 15 centímetros y 25 kilos de diferencia respecto a la media que no sirvieron para evitar que Iverson, antes de abandonar los Sixers y acabar dando tumbos por la liga diluyendo sus estadísticas de carrera, presentara el tercer mejor promedio de anotación de la historia por detrás de Michael Jordan y Wilt Chamberlain. Actualmente Iverson ocupa el puesto número 24 de la lista de máximos anotadores de la historia de la liga con 24.368 puntos, recién superado por LeBron. Además, es el único jugador de la historia en liderar la liga en robos de balón en tres temporadas consecutivas, y ocupa el puesto número 12 de la lista de mejores ladrones de la historia con 1983 robos (2'2 por partido). Todos estos datos estadísticos sólo forman una parte de la mística de Allen Iverson y solo explican su impacto en la liga hasta cierto punto.

Porque Iverson era el prototipo de chico malo de la NBA. Su carácter díscolo le hizo ser quebradero de cabeza de entrenadores, directivos y peces gordos de la liga. Vestía de manera ostentosa, iba forrado de joyas, llevaba gorra, pañuelos en la cabeza y gafas de sol en interiores, y mantenía un tono provocativo cada vez que abría el pico. Su estilo enamoraba a las nuevas generaciones y espantaba a los puristas. Para más de uno, Iverson no debía representar el presente ni el futuro de la NBA. Sus antecedentes y su comportamiento jugaban en su contra, así como su marcada voluntad de hacer lo que le saliera de los cojones fuera de la cancha. Tenía ese corazón de guerrero que tanto gusta a los amantes de la épica. Un carácter en pista ambicioso y muy competitivo. Además, en ocasiones, entre desplante a la prensa y desplante al entrenador de turno, soltaba auténticas perlas que le convertían en figura clave de la NBA. Por ejemplo, cuando a mitad de década David Stern anunció el nuevo código de vestimenta para los jugadores, que obligaba a vestir de manera comedida, y dejar al margén elementos como gorras, gafas de sol, joyas y ropa holgada, Iverson fue el primero en manifestarse en su contra y en advertir que no pensaba cumplirlo. Lo consideraba un ataque injustificado a la cultura que existe en torno al hip-hop. " Pon a un criminal en un traje y seguirá siendo un criminal. Este código de vestimenta emite un mensaje muy negativo para los niños" dijo entonces.

Pero no todas sus historias al margén del baloncesto son así de inspiradoras. En el año 2000 trató de lanzar una carrera como rapero que no llegó a fructiferar. Bajo el nombre de Jewelz proyectó un álbum llamado 40 Barz que no se llegó a publicar debido a su alto contenido en líricas violentas y homófobas. En más de una ocasión tuvo problemas con la autoridad por conducir a una velocidad excesiva, por tenencia ilícita de armas o por posesión de marihuana. En 2004 fue expulsado y vetado en un casino de Atlantic City por echarse una meada en una papelera a la vista de todo el salón. Iverson era un adicto al juego y asíduo a los casinos. Cuando en 2011 le fue retirado un Lamborghini Murciélago a raíz de la detección por parte de la patrulla que le había parado de que Iverson había falsificado un documento para evitar pagar un impuesto estatal, su respuesta fue " llévenselo si quieren, tengo 10 más ... ¿ es que no saben quién soy ?". Parece que esta declaración era mas fanfarronería que otra cosa, porque sólo un año después Iverson se vió obligado a vender su lujosa mansión de Atlanta por 4'5 millones de dólares, en pleno proceso de divorcio de su esposa de toda la vida y madre de sus cuatro hijos Tawanna. Iverson se declaró entonces en bancarrota. 

Allen Iverson ganó en torno a 154 millones de dólares sólo en contratos NBA. A esta suma hay que añadir los ingresos de sus múltiples contratos publicitarios, como el que tuvo con la marca Reebok durante muchos años. Pero ahora ya no queda mucho rastro de todo ese dinero, dilapidado entre malas inversiones, derroches indiscriminados y una enorme cantidad de garrapatas de las que Iverson siempre se ocupó de buena gana. En la película He Got Game de Spike Lee, podemos apreciar en el personaje de Jesus Shuttlesworth encarnado por un jóven Ray Allen lo estresante que puede llegar a ser el tener ante ti un futuro brillante en una máxima competición deportiva. El número de amigos interesados, primos lejanos y mujeres atraídas por ti es directamente proporcional al talento que tienes (o que la prensa ha publicado que tienes). Mucho me temo que ahora que su vida deportiva ha llegado a su fin, escucharemos más cosas de AI relacionadas con jaleos y escándalos que con su relación con el juego donde triunfó.


La realidad es que Iverson queda irremediablemente atrapado en el imaginario de todo amante del basket, especialmente en la mente de los jóvenes de los 90. Sus trenzas, su calentador en el brazo derecho, sus tatuajes, sus andares chulescos, su carisma. Su velocidad, su peculiar mecánica de tiro, su inteligencia sobre la cancha, su capacidad de liderazgo, su innegociable esfuerzo en cada jugada. Iverson contaba con todos los elementos necesarios para entrar en la historia de la liga y así fue, tanto como excelso jugador como por ser un revolucionario e innovador icono de marketing. A todo el mundo le gustaba ver jugar a Allen Iverson; no tenías más remedio que rendirte a la magia de un jugador diferente. A su retirada ingresó en el club maldito de leyendas que se jubilaron sin el anillo, junto a Karl Malone, Charles Barkley o Patrick Ewing, entre muchos otros, pero con la sensación para todos sus contemporáneos de que no necesitó lograr un anillo para alcanzar la gloria en el mundo del baloncesto. Para bien o para mal, Iverson es La Respuesta a la pregunta de por qué nos gusta el baloncesto.


Una broma es un asunto muy serio ...



Definir a un hombre como Winston Churchill es una tarea realmente complicada. Político y estadista británico, ocupó un sinfín de puestos dentro del organigrama político inglés en diferentes momentos, desde Lord del Almirantazgo hasta Primer Ministro en dos ocasiones, pasando por diversos ministerios, y sus discursos y decisiones fueron el símbolo y timón de la nación inglesa ante la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Además, fue escritor, pintor, orador, aventurero, soldado, periodista de guerra, amante de los gatos y bebedor profesional. Y en todas y cada una de estas facetas era excelente. Ganador del premio Nobel de Literatura en 1953 por su "maestría en la descripción histórica y biográfica, tanto como por su brillante oratoria, que defiende exaltadamente los valores humanos", Churchill encarna a la perfección el espíritu del hombre del renacimiento; un auténtico humanista, prolífico y polifacético, que combinó luces y sombras para pasar a la historia como uno de los personajes esenciales de la historia británica. Ya sea por sus contemporáneos, por los entusiastas de su legado, o por él mismo, con pomposa flema británica, sobre Winston Churchill se ha dicho y escrito casi todo. Algunas de estas frases son solo una mínima muestra del gran genio y monumental talento oratorio de este efervescente y clarividente autodidacta embutido en un cuerpo de entrañable y simpático borrachín.

El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse.
 Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema.
Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad.
 El precio de la grandeza es la responsabilidad.
 Si el presente trata de juzgar el pasado, perderá el futuro.
 El político debe ser capaz de predecir lo que va a ocurrir mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido.
Me gustaría vivir eternamente, por lo menos para ver cómo en cien años las personas cometen los mismos errores que yo.
 Una buena conversación debe agotar el tema, no a los interlocutores.
 El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria.
 El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio.
 El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.
  La suerte es el cuidado de los detalles.
 Los italianos pierden las guerras como si fueran partidos de fútbol y los partidos de fútbol como si fuesen guerras.
He sacado más cosas del alcohol que las cosas que el alcohol ha sacado de mi.
  La región de los Balcanes tiene la tendencia de producir más historia de la que puede consumir.
 Personalmente siempre estoy dispuesto a aprender, aunque no siempre me gusta que me den lecciones.
 Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.
 A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada . 
 Antes tenía un mensaje que llevar; ahora ya no lo tengo... Ya no creo en un mundo mejor
 Los españoles son vengativos y el odio les envenena.
La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son.
 La historia será amable conmigo, porque tengo intención de escribirla.
Nancy Astor fue la primera mujer en ocupar un escaño en la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico. Inconformista y polémica, fue sonada su falta de sintonía con Churchill. Cuenta la leyenda que, en una ocasión entre otras tantas en que ambos se enfrascaron en la riña, Lady Astor le espetó: "señor Churchill, si usted fuese mi marido, probablemente le envenenaría el té", a lo que Churchill respondió "señora Astor, si usted fuese mi esposa, probablemente me lo bebería"...

Churchill sentado en una de las sillas del búnker de Adolf Hitler en Berlín tras la caída del gobierno nazi




































06 marzo, 2015

Filmografía recomendada: El secreto de sus ojos


'El secreto de sus ojos' es un film argentino de 2009 dirigido por Juan José Campanella, y protagonizado por Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella en los papeles principales. La sociedad Campanella-Darín ya había colaborado con éxito en películas anteriores, como El hijo de la novia o Luna de Avellaneda, pero con éste híbrido de drama y suspense cinematográfico alcanzaron su más excelso trabajo, hasta la fecha. La película se llevó para Argentina el Óscar a la Mejor película de habla no inglesa, y se convirtió en una de las producciones más taquilleras y apreciadas por público y crítica de la historia del cine en el país sudamericano.

La historia trabaja en dos planos; en el primero, los agentes judiciales Benjamin Expósito y Pablo Sandoval  ( Darín y Francella) siguen la pista del responsable del brutal asesinato de una joven local, y van topándose con cada vez más trabas a medida que avanzan en su investigación; a la vez, Expósito se enamora progresivamente de Irene (Villamil), una joven de clase acomodada con planes de boda que se incorpora a su departamento. Todo esto nos es narrado por un Expósito que regresa a Buenos Aires ya jubilado y con el propósito de escribir una novela, por lo que comienza a rememorar éstos episodios ocurridos un par de décadas antes, permitiendo apreciar la magnitud y la repercusión de este episodio en la vida de todos los involucrados. El desenlace de la historia es sencillamente magistral.

Aquí dejamos una de las mejores escenas del film. Un monólogo del fantástico actor que es Guillermo Francella donde divaga acerca de la naturaleza humana con el objetivo de poder encontrar pistas que les guíen en su investigación.


 

Por último, resulta inevitable rescatar el plano visualmente más espectacular de la cinta. Al margen de que el film funciona perfectamente gracias a la sobriedad y solemnidad de su trama, el excelente desempeño de todo el elenco de actores y el imprevisible desenlace de la historia del asesinato ( no resulta tan imprevisible la historia de amor), El secreto de sus ojos es una producción cuidada estéticamente y con un manejo de los planos y los tempos excepcional, con variedad de recursos técnicos y un cuidado montaje. Buena prueba resulta esta impresionante escena-secuencia de entrada al estadio de Racing Club de Avellaneda (club fetiche del director), que comienza en el aire muy lejos del campo, entra para acompañar la jugada y finaliza con un tiro a puerta para aterrizar en la grada. Una secuencia que bien vale un premio Óscar.





05 marzo, 2015

Messi y Cristiano, o la rivalidad que salvó a la FIFA


No cabe duda de que el fútbol es el deporte rey. Pese a no ser un deporte excesivamente mayoritario ni popular en países de gran relevancia en términos de población, como Estados Unidos, China, la India o Canadá, su hegemonia en Europa, América del sur, África y gran parte de Asia es incontestable. Con más de 3.000 millones de seguidores repartidos por todo el globo, el fútbol es un fenómeno global que trasciende culturas, religiones y etnias para definir un espectro único de amantes de un hermoso juego, un hermoso juego que nace en las calles y barriadas más pobres y acaba por reunir multitudes en abarrotados y lujosos estadios para presenciar las auténticas batallas de gladiadores de nuestros días enfundados en camisetas representativas de ciudades o países ... representativas, en cualquier caso, de muchísima gente.

Por añadir un dato, durante la final del mundial de Sudáfrica en 2010, alrededor de 909 millones de personas sintonizaron, al menos durante un minuto, sus televisores para presenciar el choque entre españoles y holandeses. Pues bien, todos estos datos de seguimiento y participación mediante plataformas online fueron ampliamente superados por la cobertura del mundial de 2014 en Brasil, que rondó los 3000 millones de espectadores totales, a lo largo de cada una de las etapas de la competición. Estos tímidos datos no buscan más que poner de relevancia que el fútbol, como tal, como deporte rey, parece no depender de nada ni de nadie, de ninguna institución o jugador para seguir manteniéndose en su trono. Mientras haya una pelota en el patio del colegio, en el descampado del vecindario, o en el pabellón del barrio, todo irá bien... En teoría. 

Hace ya algunos años que el futbol de máximo nivel dejó de ser un deporte para convertirse en un entretenimiento. La filosofía americana del show business y el entertainment tiene como pivote central el deporte, y en europa estamos condenados a seguir la misma tendencia. Es inevitable. Concretamente en España, el peso del marketing y la parafernalia ha llegado a niveles kafkianos. Las diferencias entre presupuestos son dramáticas, incluso entre clubes de la misma categoría. Madrid y Barça, con leves incursiones de otros como el Atleti, Valencia o Sevilla, ejercen un dominio excesivo sobre la competición local. El desbarajuste presupuestario entre el primero y el séptimo de la liga es desmesurado, no hablemos ya del vigesimo-quinto, o de los clubes que aspiran a subir desde segunda. Los dos grandes monopolizan la actualidad deportiva en todos sus soportes, maniobran con mas autoridad que nadie en los mercados, abarcan funciones sociales con cada vez más recurrencia y por supuesto, pagan mejores salarios que nadie.

Por estos motivos, hace unos años que La Liga comenzó a ser aburrida. La mayoría de los partidos no ofrecían especial espéctaculo; más bien, eran tediosos. Si eres del Barça o el Madrid, y especialmente si vives en la capital o en la ciudad condal, quizá el escenario no haya afectado tanto ... pero es un hecho que la diferencia entre posibilidades hirió de muerte a los equipos más 'modestos'. La falta de competitividad de una liga que insistía en ser vendida como la mejor del mundo era alarmante, los jugadores no venían, y si venían, se iban. Los prestamos de los bancos ahogaban a clubes que no eran suficientemente atractivos para pujar por los contratos televisivos y publicitarios más jugosos, que recaían siempre en manos de los dos titanes. Los precios de las localidades en los estadios son definitivamente abusivos, mucho más elevados que el valor medio de las entradas en otras ligas europeas, especialmente en una etapa de dificultades económicas, y los campos no tardaron en vaciarse. En definitiva, nos encontramos con un panorama desalentador: un campo semi-vacio, un equipo desestructurado y desmotivado, ante un rival en idénticas condiciones, y sin recibir más que unas migajas de atención mediática.

Los años de mitad de década pasada, entre el 2005 y el 2008 más o menos, fueron de especial intranquilidad. El fútbol presenciaba el declive de una generación de jugadores talentosos, como Ronaldo, Zidane, Maldini, Oliver Kahn, Nedved, Del Piero o Raúl, que parecía no encontrar relevos adecuados. La incursión de nuevos talentos solía ser sucesiva y estacional, como el caso de Ronaldinho, Kaká o Fernando Torres, y, a grandes rasgos, no se encontraban estrellas en el firmamento. Había grandes, grandísimos jugadores ... pero no auténticos astros, jugadores que aúnen calidad sobre el campo y carisma fuera del verde durante el tiempo necesario para que la prensa y la masa social se encaprichen contigo de manera irrevocable ... hasta que pasó lo que tenía que pasar.


Todos los deportes han tenido al menos una rivalidad de época. En el baloncesto, tenemos la rivalidad entre Magic Johnson y Larry Bird, que transportó la antigua disputa Lakers vs Celtics, costa oeste vs costa este, progreso vs tradición, a una nueva dimensión global que acabó por convertir a la NBA en la inmensamente inmensa máquina mediático-deportiva que es hoy. En boxeo, encontramos legendarios duelos y dinastías, como la tensión entre Tyson y Holyfield, la trilogía de combates entre Micky Ward y Arturo Gatti, o sobre todo, la rivalidad representada en forma de tres discusiones a ostia limpia entre Muhammad Ali y Joe 'Smoking' Frazier. En tenis, con los siempre emocionantes y disputados duelos entre Rafa Nadal y Roger Federer, o la desarrollada hace unas décadas entre John McEnroe y Bjorn Borg, que acumularon hasta 14 encuentros. O cómo olvidar la sobria y casi negra rivalidad entre Anatoly Karpov y Gary Kasparov ante un tablero de ajedrez.

En el balonpíe, el debate sobre quién era el mejor jugador de todos los tiempos siempre fué intergeneracional. Que si Pelé, que si Maradona, que si Cruyff, que si Di Stefano ... Siempre nombres de distintas épocas que, por un motivo u otro, no habían podido medir sus fuerzas en escenarios similares. Los años pasaron y distintos reyes ocuparon efímeramente el trono de Rey del Fútbol, durante el tiempo que la trituradora mediática, el peso de la presión o el hedonismo tardaran en hacerle abandonarlo; lo que pasara primero. Hasta que llegaron Messi y Cristiano. O hasta que llegaron Cristiano y Messi. Puedes poner al que prefieras por delante ... en cualquier caso, no se entiende al uno sin el otro, ni al otro sin el uno. Cuando el fútbol estaba huérfano de emoción ... toma dos tazas.

Basta con decir que Italia fue la ganadora del mundial de 2006, y que Paolo Cannavaro fue elegido el Ballon D'Or de esa temporada, para hacerse una idea de que no era una etapa donde abundara el talento ni el espectáculo. Por aquel entonces, Leo Messi ya asomaba por los entrenamientos del primer equipo del Barça, donde era mimado por todos, desde Frank Rijkaard hasta el jardinero, pasando por los capitanes y el crack mundial del momento, Ronaldinho. Todos sabían que ese introvertido renacuajo argentino podría acabar siendo muy grande ... aunque no creo que nadie hubiera apostado a que acabaría ganando (hasta el momento) 4 balones de oro. Por otro lado, Cristiano salía de su país natal rumbo Manchester, donde vivió un proceso que le transformó de niñato egocéntrico obsesionado con las florituras y la güasa, a jugador total, líder de un equipo ganador de la Champions y, a la vez, ícono de marketing global. Eran la antítesis el uno del otro. Uno carismático, el otro tímido. Uno de físico poderoso, otro de cuerpo más pequeño y escurridizo. Uno sonríe, el otro agacha la cabeza, aunque en ocasiones se le escapen sinceras muecas de diversión sobre el campo ... Pero los dos extremadamente buenos. Buenos hasta decir basta. Y una vez que dices basta, pues más buenos todavía. Jugando uno en el Barça, era cuestión de tiempo que el otro viniera a jugar al Madrid.

Y así fue. Florentino Pérez mediante, Ronaldo aterrizó en el Bernabéu. Era la vuelta del 'tito Floren' a la presidencia blanca tras su accidentada huida en su primer mandato. Ahora volvía con un propósito, como si de un mesías se tratara; el de devolver al club de Chamartín a su legítimo puesto como soberano del futbol español, europeo y mundial, tras unos cuantos años donde el Barça de Ronnie, Eto'o, Deco y compañía le habían ganado la partida a un Real Madrid presidido por Ramón Calderón que no era tan atrevido y exquisito en sus fichajes ( Royston Drenthe, Emerson, Gago o un muy mermado Cannavaro son buena prueba de esta política de fichajes, que también incluía buenos movimientos, como Higuain, Marcelo o Van Nistelrooy, y jugadores que no alcanzaron su mejor nivel en el club blanco, como Sneijder y Arjen Robben). De un plumazo, Floren revolucionó el mundo del futbol volviendo a dotar al Madrid de la mejor plantilla de Europa. Junto a Ronaldo, llegaron Kaká, Xabi Alonso y Karim Benzemá, para competir con el flamante Pep Team de Messi, Xavi, Iniesta y el también recién llegado Ibrahimovic, que acababa de ganar el triplete y se dirigía a completar su temporada perfecta con los seis títulos posibles. Leo y Cristiano ya tenían a su ejército, era momento de luchar.

En aquella etapa, el estilo de juego del barça de Guardiola era casi universalmente aclamado y admirado. Con jugadores bajitos y de toque, y un juego basado en la posesión y la presión a la salida del balón rival, el equipo iba dejando en la cuneta cuantos rivales osaban atentar contra su hegemonía. Por otra parte, Cristiano jugaba en el Madrid de los millones, un club forjado a base de talonario. Su carácter arrogante y presumido no convencían a buena parte del público, y el haber sido el jugador más caro de la historia en un momento ecónomico y social tan delicado en nuestro país no ayudó en absoluto a mejorar su imagen. La única manera de labrarse una buena prensa y ganar el cariño y respeto de su público era rindiendo a un nivel excelso, y él sabía que tocaba ser paciente y trabajar duro. Mientras tanto, Messi se aburría de recoger galardones invidivuales, de levantar títulos colectivos y, en definitiva, de acaparar elogios y piropos de prensa, afición y compañeros del mundillo.


La rivalidad alcanzó su climax en la temporada 2011-2012. Cristiano marcó 46 goles en 38 partidos, y Messi, con dos cojones, le superó con ¡¡¡50!!! en 37 encuentros. Al año siguiente, anotaron 34 y 46 respectivamente en Liga. La temporada pasada, Messi se quedó en 28 y Ronaldo llegó a los 31. Esta temporada, a 5 de Marzo, Cris lleva 30 goles en 22 partidos y Leo 27 en 25. Absolutamente escandaloso. Hace una década, era común que el máximo anotador de la temporada se acabara llevando el pichichi con unos 25 goles ( en la temporada 2001-2002, por ejemplo, el premio fue para Diego Tristán con 21). Pero estos dos son capaces de marcar 25 sólo en la primera vuelta. Pulverizan récords en sus clubes, en liga, en champions ... rompen registros históricos, por temporada o en proporción partidos/goles ... no hay estadística que se les resista ni record que les aguante mucho el pulso. No hay situación que les haga disminuir su nivel, no hay mala etapa que no acaben por superar. Ni problemas con hacienda, ni insultos de la grada. Ni rupturas de pareja, ni entrenadores cabrones. No hay nada que haga que estos dos bichitos bajen su nivel y su rendimiento, y me atrevó a pronosticar que eso no pasará mientras ambos sigan en activo. 

Y es que la clave de su excepcional rendimiento hay que buscarla en la retroalimentación que se proporcionan. Cristiano, ser ególatra y demencialmente competitivo, debió pasarlo realmente mal durante esos años en que los méritos y los premios iban a parar a manos de la Pulga. Ronaldo nunca ha sido muy apreciado en las oficinas de la FIFA, en parte por su comportamiento en ocasiones provocativo, y en parte, una vez más, por la figura de su contrapunto argentino. Messi, en oposición a Cristiano, es discreto, modesto, solemne, casi invisible. No es común verle enfadado, y mucho menos en actitud agresiva o burlona. Como mucho, se agarra inocentes pataletas por no recibir el balón, por no ser la primera opción en algún tramo puntual, o por cualquier otra tontuna de transitoria tensión y fácil solucion. Para acabar de decantar la balanza, en aquellos años el espléndido rendimiento del luso era eclipsado por el arrollador estado de forma del de Rosario. Leo debe haber sentido una impotencia similar el año pasado cuando, por primera vez en su carrera, veía como un amplio sector de la prensa, el mismo que le había encumbrado con determinación, se giraba contra el y señalaba al luso de Madeira como el auténtico mejor jugador del planeta. Debió de sentirse frío. Por primera vez, le ponían a alguien por encima. Y eso a Leo, ser envidioso y demencialmente competitivo, no le debió sentar nada bien. El camarote de los Hermanos Marx en que se había convertido el vestuario blaugrana de la temporada del 'Tata' Martino y un puñadito de problemas personales llevaron a Leo a evidenciar un bajón tanto de forma como de ánimo, ocasión que no dejó pasar CR7 para pisar el acelerador hacia la décima blanca a base de goles y un juego abusivo. Messi comprendió cuán severo y asqueroso puede llegar a ser el comportamiento de la prensa a la mínima que des menos de lo que acostumbras. Y ese problema de expectativas es ciertamente caótico cuando te mueves por niveles de excelencia tan altos.

Por eso ambos se necesitan. Se llevarán peor o mejor, pero ambos saben que se necesitan. Porque ... ¿de que sirve ser el mejor si no puedes probarlo con nadie ? Ambos saben que sólo son buenos en la medida en que son mejor que el otro. Es su suerte y su maldición. Por eso cada uno defiende la chamarra de los dos archienemigos del futbol español. Por eso vino Cristiano a España. Ambos se echan el guante y ambos lo recogen.



Durante la gala de entrega del último balón de oro, se produjo en Zurich un tierno encuentro entre Ronaldo, el hijo de éste, y Messi, que por fortuna fue captado por las cámaras. El pequeño Ronaldo quería saludar a Messi, pero le daba tanta verguenza que quedó paralizado. Leo se da cuenta, se acerca, y lo saluda y acaricia. Cristiano le explica que su hijo ha visto videos suyos en internet y que siempre pregunta por Leo. El pequeño está creciendo, y se ve que comienza a tomar conciencia del mundo en el que se criará, de la dimensión real del fútbol y del papel de su padre dentro de este deporte. Este sincero acto resulta trascendental en la evolución de la relación entre las dos futuras leyendas. Nada como la inocencia de un niño para unir a dos hombres presentados desde el día uno como enemigos. Durante todo el patiburrillo previo a la gala, en entrevistas y comparecencias de prensa, ambos no dejaron de tirarse piropos y de mostrar un tono ciertamente cordial y respetuoso, muy distinto al clima de recelo y desprecio que existía antes entre ellos, intencionalmente exacerbado en la época de José Mourinho en el Madrid. Por aquel entonces ni se miraban. Sin duda alguna, se odiaban. Y de ese odio nacerá el respeto, y quien sabe si, en el futuro, una sincera amistad. Ambos se odian porque el principio de uno significa el final del otro. Tan grande que sea uno, tanto que se tendrá que esforzar el otro. La competición en su máxima expresión

Quizá algún día, como decía, Cristiano y Messi acaben por ser amigos. Acaben por entender el enorme impacto que han tenido sobre un deporte que tiene, a su vez, un profundo impacto en la sociedad. Sus desmesurados salarios van en concordancia con la exagerada ilusión y satisfacción que han proporcionado, proporcionan y proporcionarán a todos los yonkis del circo romano de nuestros días. Más allá de estos asuntos socio-políticos, para todos los que simplemente son amantes del genuino espíritu del deporte y la competencia, estos dos son un regalo. Un regalo que debemos disfrutar, porque más temprano que tarde ya no estarán, y nos pasaremos la vida recordando en triviales conversaciones durante apacibles momentos de descanso con amigos y descendientes las jugadas, los detalles, los triunfos y la leyenda de dos deportistas únicos en una coexistencia temporal irrepetible. Quizá acaben siendo amigos porque, ante todas las cosas, ninguno sabe mejor que el otro cómo de fría e inhóspita es la soledad que conlleva ser el mejor.


GBS


"Un hombre razonable es aquel que se adapta al mundo a su alrededor. El hombre no razonable espera que el mundo se adapte a él. Por lo tanto, todo progreso es hecho por los hombres no razonables"


" No trates a los demás como te gustaría que te tratasen a ti: podrían tener otros gustos"


" Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea e intercambiamos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas"


 "Los que son capaces, crean; los que no son capaces, enseñan"


 "La estadística es una ciencia que demuestra que, si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno"


 "La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos"


"Cuando un hombre estúpido hace algo que le avergüenza, siempre dice que cumple con su deber"


 "Todas las grandes verdades... comienzan por ser blasfemias"




 escritor de teatro, crítico y activista político irlandés, ganador del premio Nobel de literatura en 1925, y del premio Óscar al mejor guión en 1938