05 marzo, 2015

Messi y Cristiano, o la rivalidad que salvó a la FIFA


No cabe duda de que el fútbol es el deporte rey. Pese a no ser un deporte excesivamente mayoritario ni popular en países de gran relevancia en términos de población, como Estados Unidos, China, la India o Canadá, su hegemonia en Europa, América del sur, África y gran parte de Asia es incontestable. Con más de 3.000 millones de seguidores repartidos por todo el globo, el fútbol es un fenómeno global que trasciende culturas, religiones y etnias para definir un espectro único de amantes de un hermoso juego, un hermoso juego que nace en las calles y barriadas más pobres y acaba por reunir multitudes en abarrotados y lujosos estadios para presenciar las auténticas batallas de gladiadores de nuestros días enfundados en camisetas representativas de ciudades o países ... representativas, en cualquier caso, de muchísima gente.

Por añadir un dato, durante la final del mundial de Sudáfrica en 2010, alrededor de 909 millones de personas sintonizaron, al menos durante un minuto, sus televisores para presenciar el choque entre españoles y holandeses. Pues bien, todos estos datos de seguimiento y participación mediante plataformas online fueron ampliamente superados por la cobertura del mundial de 2014 en Brasil, que rondó los 3000 millones de espectadores totales, a lo largo de cada una de las etapas de la competición. Estos tímidos datos no buscan más que poner de relevancia que el fútbol, como tal, como deporte rey, parece no depender de nada ni de nadie, de ninguna institución o jugador para seguir manteniéndose en su trono. Mientras haya una pelota en el patio del colegio, en el descampado del vecindario, o en el pabellón del barrio, todo irá bien... En teoría. 

Hace ya algunos años que el futbol de máximo nivel dejó de ser un deporte para convertirse en un entretenimiento. La filosofía americana del show business y el entertainment tiene como pivote central el deporte, y en europa estamos condenados a seguir la misma tendencia. Es inevitable. Concretamente en España, el peso del marketing y la parafernalia ha llegado a niveles kafkianos. Las diferencias entre presupuestos son dramáticas, incluso entre clubes de la misma categoría. Madrid y Barça, con leves incursiones de otros como el Atleti, Valencia o Sevilla, ejercen un dominio excesivo sobre la competición local. El desbarajuste presupuestario entre el primero y el séptimo de la liga es desmesurado, no hablemos ya del vigesimo-quinto, o de los clubes que aspiran a subir desde segunda. Los dos grandes monopolizan la actualidad deportiva en todos sus soportes, maniobran con mas autoridad que nadie en los mercados, abarcan funciones sociales con cada vez más recurrencia y por supuesto, pagan mejores salarios que nadie.

Por estos motivos, hace unos años que La Liga comenzó a ser aburrida. La mayoría de los partidos no ofrecían especial espéctaculo; más bien, eran tediosos. Si eres del Barça o el Madrid, y especialmente si vives en la capital o en la ciudad condal, quizá el escenario no haya afectado tanto ... pero es un hecho que la diferencia entre posibilidades hirió de muerte a los equipos más 'modestos'. La falta de competitividad de una liga que insistía en ser vendida como la mejor del mundo era alarmante, los jugadores no venían, y si venían, se iban. Los prestamos de los bancos ahogaban a clubes que no eran suficientemente atractivos para pujar por los contratos televisivos y publicitarios más jugosos, que recaían siempre en manos de los dos titanes. Los precios de las localidades en los estadios son definitivamente abusivos, mucho más elevados que el valor medio de las entradas en otras ligas europeas, especialmente en una etapa de dificultades económicas, y los campos no tardaron en vaciarse. En definitiva, nos encontramos con un panorama desalentador: un campo semi-vacio, un equipo desestructurado y desmotivado, ante un rival en idénticas condiciones, y sin recibir más que unas migajas de atención mediática.

Los años de mitad de década pasada, entre el 2005 y el 2008 más o menos, fueron de especial intranquilidad. El fútbol presenciaba el declive de una generación de jugadores talentosos, como Ronaldo, Zidane, Maldini, Oliver Kahn, Nedved, Del Piero o Raúl, que parecía no encontrar relevos adecuados. La incursión de nuevos talentos solía ser sucesiva y estacional, como el caso de Ronaldinho, Kaká o Fernando Torres, y, a grandes rasgos, no se encontraban estrellas en el firmamento. Había grandes, grandísimos jugadores ... pero no auténticos astros, jugadores que aúnen calidad sobre el campo y carisma fuera del verde durante el tiempo necesario para que la prensa y la masa social se encaprichen contigo de manera irrevocable ... hasta que pasó lo que tenía que pasar.


Todos los deportes han tenido al menos una rivalidad de época. En el baloncesto, tenemos la rivalidad entre Magic Johnson y Larry Bird, que transportó la antigua disputa Lakers vs Celtics, costa oeste vs costa este, progreso vs tradición, a una nueva dimensión global que acabó por convertir a la NBA en la inmensamente inmensa máquina mediático-deportiva que es hoy. En boxeo, encontramos legendarios duelos y dinastías, como la tensión entre Tyson y Holyfield, la trilogía de combates entre Micky Ward y Arturo Gatti, o sobre todo, la rivalidad representada en forma de tres discusiones a ostia limpia entre Muhammad Ali y Joe 'Smoking' Frazier. En tenis, con los siempre emocionantes y disputados duelos entre Rafa Nadal y Roger Federer, o la desarrollada hace unas décadas entre John McEnroe y Bjorn Borg, que acumularon hasta 14 encuentros. O cómo olvidar la sobria y casi negra rivalidad entre Anatoly Karpov y Gary Kasparov ante un tablero de ajedrez.

En el balonpíe, el debate sobre quién era el mejor jugador de todos los tiempos siempre fué intergeneracional. Que si Pelé, que si Maradona, que si Cruyff, que si Di Stefano ... Siempre nombres de distintas épocas que, por un motivo u otro, no habían podido medir sus fuerzas en escenarios similares. Los años pasaron y distintos reyes ocuparon efímeramente el trono de Rey del Fútbol, durante el tiempo que la trituradora mediática, el peso de la presión o el hedonismo tardaran en hacerle abandonarlo; lo que pasara primero. Hasta que llegaron Messi y Cristiano. O hasta que llegaron Cristiano y Messi. Puedes poner al que prefieras por delante ... en cualquier caso, no se entiende al uno sin el otro, ni al otro sin el uno. Cuando el fútbol estaba huérfano de emoción ... toma dos tazas.

Basta con decir que Italia fue la ganadora del mundial de 2006, y que Paolo Cannavaro fue elegido el Ballon D'Or de esa temporada, para hacerse una idea de que no era una etapa donde abundara el talento ni el espectáculo. Por aquel entonces, Leo Messi ya asomaba por los entrenamientos del primer equipo del Barça, donde era mimado por todos, desde Frank Rijkaard hasta el jardinero, pasando por los capitanes y el crack mundial del momento, Ronaldinho. Todos sabían que ese introvertido renacuajo argentino podría acabar siendo muy grande ... aunque no creo que nadie hubiera apostado a que acabaría ganando (hasta el momento) 4 balones de oro. Por otro lado, Cristiano salía de su país natal rumbo Manchester, donde vivió un proceso que le transformó de niñato egocéntrico obsesionado con las florituras y la güasa, a jugador total, líder de un equipo ganador de la Champions y, a la vez, ícono de marketing global. Eran la antítesis el uno del otro. Uno carismático, el otro tímido. Uno de físico poderoso, otro de cuerpo más pequeño y escurridizo. Uno sonríe, el otro agacha la cabeza, aunque en ocasiones se le escapen sinceras muecas de diversión sobre el campo ... Pero los dos extremadamente buenos. Buenos hasta decir basta. Y una vez que dices basta, pues más buenos todavía. Jugando uno en el Barça, era cuestión de tiempo que el otro viniera a jugar al Madrid.

Y así fue. Florentino Pérez mediante, Ronaldo aterrizó en el Bernabéu. Era la vuelta del 'tito Floren' a la presidencia blanca tras su accidentada huida en su primer mandato. Ahora volvía con un propósito, como si de un mesías se tratara; el de devolver al club de Chamartín a su legítimo puesto como soberano del futbol español, europeo y mundial, tras unos cuantos años donde el Barça de Ronnie, Eto'o, Deco y compañía le habían ganado la partida a un Real Madrid presidido por Ramón Calderón que no era tan atrevido y exquisito en sus fichajes ( Royston Drenthe, Emerson, Gago o un muy mermado Cannavaro son buena prueba de esta política de fichajes, que también incluía buenos movimientos, como Higuain, Marcelo o Van Nistelrooy, y jugadores que no alcanzaron su mejor nivel en el club blanco, como Sneijder y Arjen Robben). De un plumazo, Floren revolucionó el mundo del futbol volviendo a dotar al Madrid de la mejor plantilla de Europa. Junto a Ronaldo, llegaron Kaká, Xabi Alonso y Karim Benzemá, para competir con el flamante Pep Team de Messi, Xavi, Iniesta y el también recién llegado Ibrahimovic, que acababa de ganar el triplete y se dirigía a completar su temporada perfecta con los seis títulos posibles. Leo y Cristiano ya tenían a su ejército, era momento de luchar.

En aquella etapa, el estilo de juego del barça de Guardiola era casi universalmente aclamado y admirado. Con jugadores bajitos y de toque, y un juego basado en la posesión y la presión a la salida del balón rival, el equipo iba dejando en la cuneta cuantos rivales osaban atentar contra su hegemonía. Por otra parte, Cristiano jugaba en el Madrid de los millones, un club forjado a base de talonario. Su carácter arrogante y presumido no convencían a buena parte del público, y el haber sido el jugador más caro de la historia en un momento ecónomico y social tan delicado en nuestro país no ayudó en absoluto a mejorar su imagen. La única manera de labrarse una buena prensa y ganar el cariño y respeto de su público era rindiendo a un nivel excelso, y él sabía que tocaba ser paciente y trabajar duro. Mientras tanto, Messi se aburría de recoger galardones invidivuales, de levantar títulos colectivos y, en definitiva, de acaparar elogios y piropos de prensa, afición y compañeros del mundillo.


La rivalidad alcanzó su climax en la temporada 2011-2012. Cristiano marcó 46 goles en 38 partidos, y Messi, con dos cojones, le superó con ¡¡¡50!!! en 37 encuentros. Al año siguiente, anotaron 34 y 46 respectivamente en Liga. La temporada pasada, Messi se quedó en 28 y Ronaldo llegó a los 31. Esta temporada, a 5 de Marzo, Cris lleva 30 goles en 22 partidos y Leo 27 en 25. Absolutamente escandaloso. Hace una década, era común que el máximo anotador de la temporada se acabara llevando el pichichi con unos 25 goles ( en la temporada 2001-2002, por ejemplo, el premio fue para Diego Tristán con 21). Pero estos dos son capaces de marcar 25 sólo en la primera vuelta. Pulverizan récords en sus clubes, en liga, en champions ... rompen registros históricos, por temporada o en proporción partidos/goles ... no hay estadística que se les resista ni record que les aguante mucho el pulso. No hay situación que les haga disminuir su nivel, no hay mala etapa que no acaben por superar. Ni problemas con hacienda, ni insultos de la grada. Ni rupturas de pareja, ni entrenadores cabrones. No hay nada que haga que estos dos bichitos bajen su nivel y su rendimiento, y me atrevó a pronosticar que eso no pasará mientras ambos sigan en activo. 

Y es que la clave de su excepcional rendimiento hay que buscarla en la retroalimentación que se proporcionan. Cristiano, ser ególatra y demencialmente competitivo, debió pasarlo realmente mal durante esos años en que los méritos y los premios iban a parar a manos de la Pulga. Ronaldo nunca ha sido muy apreciado en las oficinas de la FIFA, en parte por su comportamiento en ocasiones provocativo, y en parte, una vez más, por la figura de su contrapunto argentino. Messi, en oposición a Cristiano, es discreto, modesto, solemne, casi invisible. No es común verle enfadado, y mucho menos en actitud agresiva o burlona. Como mucho, se agarra inocentes pataletas por no recibir el balón, por no ser la primera opción en algún tramo puntual, o por cualquier otra tontuna de transitoria tensión y fácil solucion. Para acabar de decantar la balanza, en aquellos años el espléndido rendimiento del luso era eclipsado por el arrollador estado de forma del de Rosario. Leo debe haber sentido una impotencia similar el año pasado cuando, por primera vez en su carrera, veía como un amplio sector de la prensa, el mismo que le había encumbrado con determinación, se giraba contra el y señalaba al luso de Madeira como el auténtico mejor jugador del planeta. Debió de sentirse frío. Por primera vez, le ponían a alguien por encima. Y eso a Leo, ser envidioso y demencialmente competitivo, no le debió sentar nada bien. El camarote de los Hermanos Marx en que se había convertido el vestuario blaugrana de la temporada del 'Tata' Martino y un puñadito de problemas personales llevaron a Leo a evidenciar un bajón tanto de forma como de ánimo, ocasión que no dejó pasar CR7 para pisar el acelerador hacia la décima blanca a base de goles y un juego abusivo. Messi comprendió cuán severo y asqueroso puede llegar a ser el comportamiento de la prensa a la mínima que des menos de lo que acostumbras. Y ese problema de expectativas es ciertamente caótico cuando te mueves por niveles de excelencia tan altos.

Por eso ambos se necesitan. Se llevarán peor o mejor, pero ambos saben que se necesitan. Porque ... ¿de que sirve ser el mejor si no puedes probarlo con nadie ? Ambos saben que sólo son buenos en la medida en que son mejor que el otro. Es su suerte y su maldición. Por eso cada uno defiende la chamarra de los dos archienemigos del futbol español. Por eso vino Cristiano a España. Ambos se echan el guante y ambos lo recogen.



Durante la gala de entrega del último balón de oro, se produjo en Zurich un tierno encuentro entre Ronaldo, el hijo de éste, y Messi, que por fortuna fue captado por las cámaras. El pequeño Ronaldo quería saludar a Messi, pero le daba tanta verguenza que quedó paralizado. Leo se da cuenta, se acerca, y lo saluda y acaricia. Cristiano le explica que su hijo ha visto videos suyos en internet y que siempre pregunta por Leo. El pequeño está creciendo, y se ve que comienza a tomar conciencia del mundo en el que se criará, de la dimensión real del fútbol y del papel de su padre dentro de este deporte. Este sincero acto resulta trascendental en la evolución de la relación entre las dos futuras leyendas. Nada como la inocencia de un niño para unir a dos hombres presentados desde el día uno como enemigos. Durante todo el patiburrillo previo a la gala, en entrevistas y comparecencias de prensa, ambos no dejaron de tirarse piropos y de mostrar un tono ciertamente cordial y respetuoso, muy distinto al clima de recelo y desprecio que existía antes entre ellos, intencionalmente exacerbado en la época de José Mourinho en el Madrid. Por aquel entonces ni se miraban. Sin duda alguna, se odiaban. Y de ese odio nacerá el respeto, y quien sabe si, en el futuro, una sincera amistad. Ambos se odian porque el principio de uno significa el final del otro. Tan grande que sea uno, tanto que se tendrá que esforzar el otro. La competición en su máxima expresión

Quizá algún día, como decía, Cristiano y Messi acaben por ser amigos. Acaben por entender el enorme impacto que han tenido sobre un deporte que tiene, a su vez, un profundo impacto en la sociedad. Sus desmesurados salarios van en concordancia con la exagerada ilusión y satisfacción que han proporcionado, proporcionan y proporcionarán a todos los yonkis del circo romano de nuestros días. Más allá de estos asuntos socio-políticos, para todos los que simplemente son amantes del genuino espíritu del deporte y la competencia, estos dos son un regalo. Un regalo que debemos disfrutar, porque más temprano que tarde ya no estarán, y nos pasaremos la vida recordando en triviales conversaciones durante apacibles momentos de descanso con amigos y descendientes las jugadas, los detalles, los triunfos y la leyenda de dos deportistas únicos en una coexistencia temporal irrepetible. Quizá acaben siendo amigos porque, ante todas las cosas, ninguno sabe mejor que el otro cómo de fría e inhóspita es la soledad que conlleva ser el mejor.


GBS


"Un hombre razonable es aquel que se adapta al mundo a su alrededor. El hombre no razonable espera que el mundo se adapte a él. Por lo tanto, todo progreso es hecho por los hombres no razonables"


" No trates a los demás como te gustaría que te tratasen a ti: podrían tener otros gustos"


" Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea e intercambiamos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas"


 "Los que son capaces, crean; los que no son capaces, enseñan"


 "La estadística es una ciencia que demuestra que, si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno"


 "La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos"


"Cuando un hombre estúpido hace algo que le avergüenza, siempre dice que cumple con su deber"


 "Todas las grandes verdades... comienzan por ser blasfemias"




 escritor de teatro, crítico y activista político irlandés, ganador del premio Nobel de literatura en 1925, y del premio Óscar al mejor guión en 1938

27 febrero, 2015

El gran héroe americano


El pasado 20 de Febrero se estrenó en España la última película del talentoso Clint Eastwood, El Francotirador, que narra la historia de Christopher Kyle, un soldado americano que sirvió a su país en cuatro campañas durante la invasión de Irak. Kyle se convirtió en una leyenda para sus compañeros y compatriotas gracias a su espectacular lista de bajas enemigas (el Pentágono le atribuye unas 150 muertes, aunque él las elevaba hasta las 250; en cualquier caso, el más efectivo asesino documentado de la historia del ejército norteamericano). A principios de 2013, ya en suelo estadounidense tras dar por finalizadas sus funciones en el conflicto, Kyle y un amigo suyo se reunieron con Eddie Ray Routh, también marine americano, en un campo de tiro de Fort Worth, Texas. En teoría, el motivo de este encuentro era el de dar apoyo al último, que se encontraba aún muy afectado por el trauma de lo vivido en la guerra en territorio árabe. Había sido diagnosticado con Estrés Post-traumático. Sin embargo, el encuentro se saldó con el asesinato de Kyle y su amigo Chad Littlefield a manos de Routh. Un final totalmente inesperado para la vida de un profesional del homicidio que relata en su autobiografía American Sniper sus peripecias por tierra oriental con un inmenso orgullo.

Su muerte despide cierto aroma trágico y ridículo; un hombre sumamente efectivo y despiadado, con proverbial talento para acabar con la vida, ajusticiado en un pequeño renuncio, en su comunidad natal; en su hogar. Es una buena y cruel metáfora del sinsentido de la intervención americana en Irak y Afganistán, una buena prueba de que la guerra no es tan honrosa ni digna como nos quieren hacer creer ( Clint Eastwood incluido). Kyle encontró la muerte en su propia casa, de la misma manera en que cientos de iraquíes habían sido baleados en su propia tierra a manos de este invasor de uniforme.

En éste artículo no comentaremos el curriculum vital ni profesional de Kyle (el lector puede conocer al dedillo toda su existencia con una búsqueda en Google mediante) ni la representación cinematográfica patriótica y facilona del director de obras maestras como Cartas desde Iwo Jima o Sin perdón. Nos vamos a centrar en retratar la concepción del pueblo americano de sus políticas expansionistas e intrusivas, y en la idealización de un personaje que, al margén de cumplir con su deber, parecía deleitarse en el proceso de destruir y colonizar un pueblo y una cultura que nada había hecho para merecer su desprecio, más que estar bajo el mandato de unos dirigentes cuya ideología chocaba frontalmente con el mayoritariamente profundo y desvastador egocentrismo nacional de un país que busca encontrar su identidad en la comparación directa y arrogante con otros de menor tamaño, alcance y repercusión. El clásico abusón del recreo.



Chris Kyle nació en 1974 en Texas, el sur profundo de los Estados Unidos, tierra de convencionalismos, patriotismo y religión. Fue el americano modelo de principio a fin; casado con su mujer, con su país y con Dios. Además, como buen sureño, afirmaba que “siempre he amado las armas”. Su voluntad por ayudar a su país siempre fue completa. Ya alistado a los Navy SEAL, las fuerzas de élite del ejército americano, y situado en el país gobernado aún por Saddam Hussein, Kyle se fue ganando una fama entre sus compañeros de auténtico animal de guerra. Era conocido por el apodo de La Leyenda entre sus camaradas. Sin embargo, la percepción del bando local era bien distinta; Christopher era conocido entre los iraquíes como El demonio de Ramadi, y por su cabeza fueron ofrecidas jugosas recompensas. Kyle no titubeaba a la hora de calificar su estancia en Irak como "Divertida... Los mejores años de mi vida fueron en los SEAL". Consideraba al enemigo como personas "despreciables". Relata que “En Irak llamábamos salvajes al enemigo porque no hay otra manera de describir lo que allí encontramos”. Este es el motivo por el que no se siente culpable ni tan siquiera ligeramente avergonzado del sangriento balance de su paso por Irak, llegando a afirmar que tan sólo volvió a casa con una espinita clavada: "Solo hubiera deseado haber matado a más. No para jactarme sino porque creo que el mundo está mejor sin salvajes que acaban con la vida de americanos”.

Su mujer logró convencerle para que, tras cuatro exitosas incursiones en oriente medio, Kyle regresara a su hogar con ella y sus hijos, y se dedicara a la vida en familia. Naturalmente, se sentía como un pez fuera del agua, y se agarró al alcohol como válvula de escape para una realidad sin objetivo ni propósito, hasta que un accidente de tráfico que casi le cuesta la vida le hizo comprender que era hora de aceptar que sus días en la guerra se habían terminado. Fundó una compañia de seguridad con un suntuoso lema: ' A pesar de lo que te haya contado tu madre, la violencia si que resuelve los problemas'. Toda una declaración de principios.



El destino quiso que este soldado que tan ferozmente y con tan pluscuamperfecta eficacia había defendido los supuestos intereses de su país fuera borrado del mapa en su propia comunidad. Como dice el refrán, Quien a hierro mata, a hierro muere. Kyle había asumido con cuasi-divino significado la intervención americana en la guerra con Irak, una conducta común entre la masa más tradicional de la población y fomentada a fuego por los medios, el gobierno de turno y el sistema de valores estadounidense. La noticia de su muerte dejó consternado al pueblo gringo, que lloró y honró a su bravo y fiero hijo. Sin embargo, cabe recordar de donde nace la fama de este personaje.

Kyle era una celebridad admirada en su país porque representaba al buen americano clásico: hombre de su tierra, de su mujer y de su Dios, intrépido y valeroso en la acción y modesto y solemne en el discurso. Kyle siempre lidió con ambivalencia y humildad con su popularidad, e incluso admitió que no encontraba motivo a la realización de su autobiografía pues, en sus propias palabras, "¿A quién le interesa mi vida? No soy diferente a cualquier otra persona”. El pueblo norteamericano, aunque en ocasiones dividido respecto a la verdadera utilidad de aventurarse en territorios lejanos a golpe de fusil para acabar por derrocar y recolocar gobiernos y saquear recursos de interés, siempre ha coincidido en su unánime respeto por la figura del soldado. Estamos ante una nación levantada en base a una revolución y una guerra, y no por legítima posición natural ancestral en el territorio, como puede ser el caso de los pueblos europeos. El sacrificio y el peligro al que se enfrentan los jóvenes reclutas son tremendamente valorados por el grueso del pueblo yankee. Pero además de todo esto, Kyle destacaba entre todos sus compis de batalla por haber sido especialmente devastador y sangriento. En otras palabras, por haber sido más útil que nadie para su país. El bueno de Kyle será recordado por el pueblo, y ahora incluso por el cine, cómo el más efectivo tirador de la historia americana, así que cabe preguntarse de que manera una historia similar sería considerada como honrosa en otros países del mundo. 

Probablemente en España no honraríamos de manera tan extraordinaria la labor de un ser humano que se ha llevado por delante la vida de cientos de personas en su propio lugar de residencia. Porque no se puede obviar el hecho de que el conflicto de Irak no era en absoluto una guerra, sino más bien se trata del último abuso de poder de los Estados Unidos ante la complaciente mirada de la comunidad internacional. Quizá en unos siglos, la humanidad eche la vista atrás y se escandalice ante la verdadera magnitud de la maniobra americana en Oriente medio. Un sistemático genocidio y desmantelamiento de un pueblo que carecía de recursos, población, equipamiento y estructura para repeler el ataque de una fuerza invasora de tan colosales dimensiones. Además de ser más fuertes, estaban muy cabreados. El absoluto desprecio de Kyle por la cultura babilónica es la tónica habitual entre las buenas gentes de ese gran país que es Estados Unidos. El odio y la discriminación cultural son dimensiones realmente intrínsecas a la personalidad estadounidense.

La figura de Christopher Kyle se irá expandiendo progresivamente hasta entrar a formar parte de la cultura popular americana, tan propensa al iconismo y la parafernalia como a la actividad bélica, activa o pasiva. Será una muestra más de la profunda ignorancia de un pueblo que busca ansiosamente construir una historia propia, plena de símbolos, momentos, personajes y logros que doten a la comunidad de orgullo y referencias. En tanto que un hombre nacido en Texas que acabó por viajar más de 11.000 km hasta en cuatro ocasiones con el único objetivo de neutralizar personas que, según lo previsto en su día de nacimiento, nunca debería de haber conocido, para luego ser masivamente honrado por ello y clasificado como un auténtico héroe, siga siendo el prototipo de figura de admiración para un pueblo de más de 300 millones de habitantes, el mundo sigue estando abocado a la injusticia y la desolación.


Kyle relata en su libro el momento en el que tuvo que disparar por primera vez a una mujer. Mientras estaba apostado haciendo su guardia, observó como una mujer se acercaba a un vehículo de marines con un niño agarrado de una mano y una granada en la otra. Admite que ante la primera orden de disparo, dudó, pero no ocurriría lo mismo en la segunda: Kyle apretó el gatillo, derribó a la mujer, y salvó a sus compañeros. Ante la cuestión de si se arrepiente, su respuesta es que "no lo lamento, esa mujer ya estaba muerta y yo tenía que asegurarme que ella no se llevaba a ningún marine por delante. Disparar era mi deber

Su reflexión no es errónea. Esa mujer ya había decidido acabar con su vida y solo albergaba la esperanza y la intención de arrastrar a algún americano con ella; la misión de Kyle era evitar este escenario y salvar la vida de sus compañeros, y lo hizo, una vez más, con suma eficacia. Pero resulta evidente que Chris no dedicó mucho tiempo a meditar el por qué esa mujer había decidido sacrificar su vida. Parece claro que hay que estar sumido en una profunda desesperación para llegar al punto de sacrificar tu vida en pos de una causa ulterior; en este caso, todos aquellos etiquetados por la prensa como "terroristas" no son más que seres humanos que han visto cómo un opresor extranjero se ha presentado en su tierra con funestos planes de estructurada destrucción e innegociable muerte, para encima jactarse de ello de cara al resto del mundo, con el pretexto de estar ejerciendo una acción necesaria y orientada a preservar la paz y el orden en el planeta. Ante tan desalentadora situación, el acto de entregar tu vida con la ilusión de aportar tu granito de arena en la imposible tarea de desplazar al invasor no merece ser calificado como "terrorista" de ninguna de las maneras. Es obligado preguntarse qué entendemos por terrorismo y quién es la verdadera víctima en esta guerra. Chris Kyle acabó con la vida de cientos de personas; y fue precisamente otro profesional de la muerte el que le dió materile. Podríamos considerar este final como triste, como sucio, como inesperado... pero nunca, nunca como injusto.





20 febrero, 2015

La rocambolesca historia de la Nación del Islam ( primera parte )

(Ojo, no confundir ni vincular con ninguna rama del Islam ni con el mundo árabe )


La Nación del Islam es una organización religiosa y política fundada en el año 1930 en los Estados Unidos. Es conocida por haber contado entre sus filas con figuras relevantes de la cultura afroamericana, como Malcolm X o Muhammad Ali, y gozó de cierto poder social e influencia en las décadas de mitad del siglo XX. Hasta aquí todo normal, pero vamos a profundizar un poco más en la extraña historia de su fundación, en sus ridículas creencias existenciales, y en su papel y función en el movimiento de los derechos civiles y el desarrollo del hombre negro en territorio yankee.

La Nation of Islam fue fundada por Wallace Fard Muhammad. El tal Fard llegó en el año 1930 a Detroit, con un pasado misterioso, donde permaneció cuatro años organizando a la comunidad negra en torno a una nueva ¿fe?. Comenzó visitando vivienda a vivienda a los inmigrantes afroamericanos recién llegados a la ciudad provenientes del sur rural, a los que vendía seda recogida en sus condados de orígen. Poco a poco, comenzó a adoctrinar a estas familias, usando en un principio la Biblia, el único libro religioso con el que su audiencia estaba familiarizado. Poco después, conforme sus seguidores crecían, comenzó a atacar a la mayoria caucásica del lugar y a desprestigiar las enseñanzas de la Biblia, en una maniobra destinada a confundir aún más a su público. Este mismo público crecía gradualmente y financió económicamente un salón que usarían como templo en sus reuniones.

Fard comenzó a utilizar el Corán, y su audiencia, a memorizarlo en sus sermones. El auge de esta comunidad vino aparejado de acusaciones, sospechas, problemas con la policia y recelos del vecindario, llegando incluso a circular el rumor de que en la reciente hermandad se llevaban a cabo sacrificios humanos. Pronto se crearon estructuras alternas dentro de esta organización, como una Universidad del Islam, para que los niños en edad escolar recibieran enseñanzas allí y no en la escuela pública, o la Clase de Entrenamiento y Educación Civilizada para Mujeres Musulmanas, donde aprendían sus "deberes" como esposa musulmana, véase mantener la casa, limpiar y cocinar. Además, se regularizó el puesto de Ministro del Islam, dotando a la organización de un esquema jerárquico.

En 1934, Fard Muhammad desapareció de Detroit y de la Nación en extrañas circunstancias y tras innumerables disputas con las autoridades locales. Tan pronto como su sucesor al mando de la Nación, Elijah Muhammad, lo denominó como la personificación (literal) de Alá en la Tierra, anunciando que Fard era la fuente de todas sus enseñanzas, y dado el desconocimiento general sobre sus orígenes y su huida, el FBI se apresuró a dibujar la historia real de su vida.

En su búsqueda, los investigadores se encontraron con datos de un tal Wallie D. Ford, un sujeto con antecedentes en California, donde en 1926 fue condenado a una pena que iba desde seis meses hasta seis años en la prisión estatal de San Quintín. En 1957, el FBI se reunió con Hazel Barton-Ford, la esposa legal de Wallie Ford y con quien había tenido un hijo en 1920 llamado Wallace Dodd Ford. La descripción dada por su mujer era la de un "caucásico neo-zelandés".

Dos años después, el FBI envió una historia al periódico Chicago New Crusader, donde se aseguraba que Fard era " un nazi nacido en Turquía que había trabajado con Hitler en la II guerra mundial". La noticia relataba como Fard era un "turco musulmán que llegó a EE UU a principios del s.XX", y que habría conocido a Elijah Muhammad en prisión. Más tarde, en 1963, en una carta enviada al diario Los Angeles Evening Herald-Examiner, el FBI aseguraba que Fard era en realidad Wallace Dodd Ford. 

Titular del periódico el día en que se publicó que Fard era en realidad Wallace Dodd Ford

Una investigación de Karl Evanz para el Washington Post en 1978 arrojó algo de luz a esta enigmático pasado. Fard, usando el nombre de Fred Dodd, se casó en Oregón en 1914. En 1916, abandonó mujer e hijos para mudarse a California. Una tarjeta de registro del reclutamiento para la Primera Guerra Mundial de 1917 le identifica como Wallie Dodd Fard, soltero, dueño de un restaurante en Los Angeles y nacido en Afghanistán. En 1920, vuelve a cambiar su lugar de nacimiento, esta vez a Nueva Zelanda. Nuevamente, en 1926, en la tarjeta de su matrimonio con otra mujer, señala que es nacido en Oregon y de ascendencia española ( afirmó que sus padres residían en "Madrad, Span", la versión americana de Madrid, Spain).



El FBI continuó estudiando el caso de Fard hasta la extenuación, siendo una constante la aparición de nuevos y sorprendentes datos bibiográficos cada par de años. Siendo el fundador de la organización un pájaro como este, no es de extrañar su inusual y completamente ridícula ideología. 

Una vez Fard desapareció de Detroit, su protegido Elijah Muhammad asumió el liderazgo de la nación y reveló a todos que su mentor no era otro sino Alá bajado a la tierra. Y se ve que, aunque algunos manifestaron su profundo disgusto ante esta inesperada revelación y abandonaron su fe, muchos no espantaron y se mantuvieron dentro de la organización. Elijah visitó una ciudad tras otra, y situó su sede central en Chicago. A mediados de los años sesenta, la Nación del Islam ya se había extendido por más de 60 ciudades y contaba con comunas en varios países del mundo entero. A su muerte en 1975, la nación se dividiría en dos facciones, una de ellas más próxima al Islam original. Hoy en día la rama saliente de la original Nación del Islam está dirigida por Louis Farrakhan, un personaje ciertamente controvertido y oscuro, y que merecería reseña aparte.

Las creencias religiosas de la Nación diferían en mucho de la auténtica ideología islámica, empezando por su consideración politeísta de Dios. Para la Nación, diferentes seres pueden alcanzar el estatus de "Alá", aunque no a la vez. Para esta secta, el universo se creó hace 66 trillones de años, momento en el que se materializó, de la nada, el primer Alá, negro, por supuesto. Este Alá etíope legó, a su muerte, la responsabilidad de dirigir el cosmos en un consejo de 23 sabios científicos negros presididos por el Alá de turno. Estos caballeros se las apañan para crear nuestro planeta 25.000 años antes de lo documentado por la ciencia.

Otras creencias sorprendentes son, por ejemplo, la consideración del hombre negro como superior a las demás razas ( cabe señalar que el Islam original defiende a ultranza la igualdad de todas las razas), habiendo sido la raza caucásica creada por un científico malvado y demoniaco llamado Yakub (inspirado en el Jacob bíblico). Yakub creó una perversa raza de hombres blancos con el sino de dominar el mundo durante 6.000 años. Los hombres blancos, incluidos los judíos, erán definidos como "diablos de ojos azules". La nación procesaba un profundo antisemitismo, y señalaba a los judíos como los culpables del comercio de esclavos afroamericanos, un punto en el que probablemente no fueran desencaminados.

Malcolm X sabía cómo levantar a las masas

Con tan sospechoso creador y caricaturesca ideología, resulta complicado entender la repercusión de la Nación del Islam en la sociedad de su tiempo. Sin embargo, esta organización surgió en el momento adecuado para disfrutar de tales reconocimientos. Su fundador, un tipo posiblemente retorcido y manipulador, pero también clarividente y hábil, identificó rapidamente que estructurar a la maltrecha comunidad negra americana le podría venir de maravilla para ganar algo de poder y dinero en el proceso. Más allá de sus premisas y preceptos, la Nación del Islam era una organización de negros para negros, algo poco común en aquella época, y servía magistralmente de plataforma social para la propuesta y debate de los muchos males y vejaciones de que eran víctimas sus miembros por aquellos días. Era la época de grandes activistas que ayudaron a dar un cambio de rumbo necesario a su sociedad y al mundo entero, ejerciendo una magnífica labor para poner fin a la discriminación, el racismo y, a fin de cuentas, al sinsentido que reinaba en las relaciones entre la masa mayoritaria blanca y la minoría afroamericana. Fue el tiempo de figuras como Martin Luther King o Rosa Parks, pero también de Malcolm X y Muhammad Ali, los dos integrantes más célebres de la Nación del Islam.

Ambos entrarían a la organización plenos de ilusión y compromiso, ascenderían puestos sin problema alguno en la misma hasta convertirse en símbolos y referentes, y acabarían por abandonar la Nación en franco desacuerdo con sus dirigentes e ideologías, iniciando, desarrollando y terminando en el camino una amistad. Uno de ellos acabaría pagándolo con la vida ...

Malcolm X en pleno discurso, con su por aquel entonces líder Elijah Muhammad justo detrás






La reflexión de un campeón del mundo


Aquí les dejamos con una curiosa reflexión de Muhammad Ali, célebre ex-boxeador y mito del cuadrilatero tanto por su destreza sobre el mismo como por sus aventuras y desventuras fuera de el. Bien es sabido que el bueno de Ali rara vez se quedaba sin palabras ... siempre tuvo el mismo desparpajo para la retórica que para el jab de derecha, pudiendo considerársele incluso como el padre del Hype en el mundo del deporte ( sin desmerecer a esa garrapata suya llamada Don King, aunque lo hacían de manera diametralmente opuesta...).

 Independientemente del grado de acuerdo con sus palabras, si algo hay que remarcar de la personalidad de Ali es su eléctrica, contagiosa y rotunda confianza en sí mismo y en su manera de pensar. Como se menciona al final de ese maravilloso documental que es When We Were Kings, donde se relata la atmósfera previa a su Rumble in the Jungle contra Foreman, simplemente "Le encanta ser Muhammad Ali."

Esta es la respuesta de 9 minutos de Ali a la pregunta ¿Qué hará cuando se retire del boxeo? 


19 febrero, 2015

Le presentamos al padre de la Filosofía Racista

Joseph Arthur de Gobineau ... vaya joyita.

Esta es la historia de Joseph Arthur de Gobineau, un filósofo y diplomático francés, conocido por haber teorizado la pseudo-superioridad de la raza nórdica, y fundando de esta manera la infame literatura metodológica sesgada sobre diferencias raciales con su obra de 1853 Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas.

En este ejemplo de tolerancia y filantropia, Gobineau comienza por cuestionarse el por qué las sociedades tienden a desaparecer, argumentando que las diez más destacadas han logrado sobrevivir dada la prevalencia del hombre blanco, mientras que debemos buscar las causas de la degeneración de las civilizaciones muertas a la mezcla racial con razas inferiores. Este caballero consideraba a las razas negra y amarilla "variedades inferiores de nuestra especie" sobre las que se levanta el hombre blanco, y, concretamente, el hombre ario, poseedor según el franchute "del monopolio de la belleza, la inteligencia y la fuerza". Con este humor que se gastaba, no debe extrañar el consejo con el que el bueno de Joseph cerraría su obra: la supervivencia de la civilización occidental dependerá de su capacidad para repeler y expulsar al extranjero, a fin de mantener una pureza de sangre que sólo habían conseguido, dice él, los germanos.

Las ideas de Gobineau y otros racistas intelectuales derivan de los primeros estudios antropológicos sobre los conceptos de raza y especie llevados a cabo desde el siglo XVIII. Pronto proliferaron los estudios sobre una supuesta raza aria, a raíz de descubrimientos realizados en el campo de la lingüistica del s.XIX que identificaron los idiomas avéstico de la antigua Persia, y sánscrito del Valle del Indo, como predecesores de las lenguas europeas, incluyendo el latín, el griego, y todas las lenguas germánicas y célticas. A raíz de esto, el lingüista aleman Friedrich Schlegel estuvo rápido y fue el primero en proponer la existencia de un pueblo originario común, al que se apresuró a denominar "ario", denominándolo como el origen de todos los europeos. Como pueden suponer, toda esta parafernalia pseudo-patriótica con tintes sectarios sería una pluscuamperfecta fuente de inspiración y ayuda para Hitler y la Alemania Nazi a la hora de justificar su política de expansión y discriminación racial.


En contra de lo que podríamos esperar, no todo el mundo estaba loco en el siglo XIX. El antropólogo haitiano Anténor Firmin fue algo más que un hijo de su época, y redactó la obra respuesta a Gobineau De la igualdad de las razas humanas en 1885, momento de máximo apogeo racista por el reparto colonial africano tras la Conferencia de Berlín. Cómo era de esperar, la obra de Firmin fue mayoritariamente ignorada y guardada en un cajón durante décadas por los antropólogos europeos, hasta que la conmoción social tras el holocausto obligó a la comunidad a dejar de apartar la vista del problema racial.

La corriente de pensamiento racista reinante en el siglo XIX esta fundamentada sobre la biologización simplista de las teorías sociológicas de autores como Charles Darwin, y utilizó multitud de instrumentos científicos y razonables para justificar sus creencias y premisas. Como apunte final, Richard Wagner, el músico fetiche del Führer, al que sirvió de inspiración y motivación durante toda su carrera, fue un profundo antisemita y feroz y entusiasta defensor de las ideas de Gobineau, y no dudó en dejar bien claro al populacho su manera de ver las cosas en obras como la ópera El anillo del Nibelungo. 





Ideas falsas sobre los estereotipos



El concepto de estereotipo está tan presente en nuestro día a día que en muchas ocasiones olvidamos su auténtico origen, significado y función. Vamos a repasar cuáles son algunas de las falsas creencias que tenemos sobre ellos.

Los estereotipos son menos precisos que la percepción interpersonal.

Solemos aceptar los estereotipos sobre grandes grupos ( ej: los catalanes son tacaños, los alemanes eficientes y los franceses sólo comen croissants), pero consideramos que no funcionan, o al menos procuramos no aplicarlos, en el contacto individual. Lo curioso es el hecho de que consideramos al individuo como más real que al grupo. No necesariamente un estereotipo tiene que ser menos valioso que una percepción personal. Además, es falso pensar que no podemos conocer mejor a un grupo, entendido como conjunto de relaciones, que a un individuo.

Los estereotipos son una información rígida e invariable

Es obvio que los estereotipos retratan una realidad a nivel grupal, pero no es ni mucho menos algo fijo ni determinado. No tiene nada que ver el conocimiento a largo plazo y el poder de predicción para con un grupo, que la consideración elaborada dentro de o para un determinado contexto. El contenido del estereotipo variará en función de lo que represente para nosotros en ese momento según nuestras teorías y conocimientos previos.

Los estereotipos no son una información válida

Falso. Los estereotipos son válidos en la medida en que los grupos a los que refiere son entidades reales. Tanto el individuo como el grupo existen objetivamente, por lo que la categorización social tanto individual y colectiva se torna necesaria para representar fielmente el mundo real.
Además, los estereotipos varían en función del contexto, y pueden considerarse válidos siempre que sus variaciones estén vinculadas a cambios en el entorno social. Es el ambiente lo que modela el estereotipo y no al revés.



Por otra parte, existen dos razones para defender la existencia y la función de los estereotipos.

Los estereotipos son normas sociales

Los miembros de un grupo comparten estereotipos comunes, por lo que puede decirse que el estereotipo constituye una norma y una necesidad social. Los estereotipos ejercen como vehículo de conocimientos útiles para el grupo, y los que no son compartidos usualmente carecen de repercusión para la vida en comunidad.

Los estereotipos contienen análisis políticos

Los estereotipos son una herramienta cognitiva que surge de la necesidad por parte del grupo de crear una identidad propia diferenciada, que proteja sus valores y justifique la distancia con el exogrupo. El conflicto social es una característica intrínseca del ser humano, por lo que las diferencias culturales e históricas conforman la dimensión política del estereotipo. Cuando rechazamos un estereotipo, estamos ejerciendo un juicio político más que un proceso racional de análisis de los procesos psicológicos suscitados. Los estereotipos resultan armas políticas, y lo interesante es averiguar el por qué de que prevalezcan unos sobre otros. Además, conviene que nos demos cuenta de que cuando rechazamos un estereotipo, es siempre el del otro. Aceptamos de muy buen grado nuestras propias creencias estereotipadas, pero no nos tiembla el pulso a la hora de señalar las de los demás como erróneas e imprecisas por este u aquel motivo.

En resumen, los estereotipos no resultan inaceptables por ser generalizaciones sobre categorias, por ser una información falsa o dogmática, o por resultar poco válidos. Lo cierto es que resultan peligrosos porque tienen un carácter etnocéntrico, y se encargan de asociar atributos concretos y específicos a la esencia de lo que las personas son.



Maysoon Zayid, una historia que merece ser contada




Maysoon Zayid es una humorista americana de ascendencia palestina nacida en 1976 en Nueva Jersey. Se presenta a si misma como "mujer, virgen, musulmana, palestina, y con parálisis cerebral". Pese a su enfermedad, Maysoon ha sabido labrarse una carrera como cómica, con alguna que otra incursión en el cine y la televisión. Tiene el honor de haber sido la primera persona en actuar como monologuista en Jordania y Palestina (de hecho, actúo en Palestina durante el levantamiento de la segunda Intifada, a principios de la década de los 2000) , además de ser una reconocida activista en favor de los derechos de las personas discapacitadas y de su papel en los medios de comunicación. Sin duda alguna, la muchacha se gasta un buen par de ovarios.

Maysoon participó a mediados de 2014 en las prestigiosas "Ted Conferences", un congreso anual sin ánimo de lucro que pretende ofrecer un espacio para la presentación de ideas que puedan cambiar el mundo. Su actuación gozó entonces de gran difusión a través de Internet por la manera desenfadada y divertida de compartir la historia de su vida.

"Cuando decidí nacer, pensé en dar un toque dramático a mi debut en la vida. El médico que debía atender a mi madre en el parto estaba borracho así que no estaba preparado para mi entrada triunfal. Perdí oxígeno durante tres minutos, lo que me provocó ciertos daños cerebrales. ¿El resultado? Tengo parálisis cerebral y me sacudo como una maraca. Soy como una mezcla de Shakira y Muhammad Alí»

Su infancia se desarrolló a caballo entre Nueva Jersey y Jerusalen, una etapa que define como "Fantástica... ¿Cuántos niños tienen la posibilidad de crecer en Nueva York y Tierra Santa? ". Cita a sus padres como figuras clave en su infancia para no dejarse vencer por la enfermedad y tratar de llevar una vida lo más normal posible. Recuerda que sus progenitores nunca dejaron de repetirle la frase " Tu puedes", una frase que se le quedó "grabada a fuego". Maysoon no sólo camina, sino que puede calzar sin problema unos tacones, y además baila claqué. Por mucho que ella se empeñe en no querer ser tomada como figura de inspiración, es inevitable.



Tras pasar por la Universidad en Arizona, comenzó a actuar en 1999, de manera gratuita en bares y salas de la ciudad de Nueva York. Al principio, sus padres estaban consternados por su decisión de trabajar en una profesión poco honorable. Sin embargo, su visión cambió después de que su hija fuera entrevistada en el canal árabe Al Jazeera. "Vieron que todo era legal y que no iba a salir restregandome en un tubo", cuenta ella. Ha presentado su espectáculo en multitud de puntos de los Estados Unidos y Oriente próximo, siendo capaz de actuar en 40 ciudades de 3 naciones en un lapso de 3 meses. Maysoon es reconocida como la primera monologuista del mundo árabe, y ha participado en varias series de la televisión americana. Incluso ha saboreado sus quince minutos de fama mundial en una peli hollywoodiense ( Zohan, con Adam Sandler) que, probablemente, no será la última que ruede.

Es la co-fundadora del primer Festival de Cómicos Arabe - Américanos, un evento anual que desde 2003 ofrece la oportunidad a jóvenes cómicos de actuar ante un gran público. Cada año pasa tres meses en territorio palestino llevando a cabo programas artísticos con niños huérfanos y con discapacidad mediante su proyecto Maysoon's Kids, activo desde 2001, donde utiliza el arte como herramienta para ayudar a los pequeños a tratar con el trauma y a "tender puentes entre los niños discapacitados y los no discapacitados". Esta organización es financiada casi en su totalidad con el dinero que gana con su trabajo como cómica. Una auténtica heroína, que no contenta con superar sus propios límites cada mañana, invierte todo su tiempo, su dinero y su pasión en echar un cable a quienes más lo necesitan en este mundo.

Maysoon Zayid es una fantástica muestra de que dos mundos opuestos pueden encontrar nexos de unión y entenderse, y el humor es posiblemente la mejor manera de hacerlo. Carismática, altruista, proactiva y determinada, esta americana-palestina ha sabido hacerse un huequito dentro del show business yankee y a buen seguro continuará cosechando éxitos y reconocimientos. Es la historia de su vida.




18 febrero, 2015


Intenta no perdertelo ...



Canserbero: Diagnóstico del último rapero


El pasado 20 de enero de 2015, el compositor y rapero venezolano Tyrone Gonzalez, conocido por su nombre artístico Canserbero, se suicidó lanzándose desde un décimo piso tras apuñalar hasta la muerte a su amigo y colega, Carlos Molnar. Pese a esta manera tan abrupta de abandonar el mundo, las redes sociales se inundaron de homenajes y reconocimientos a uno de los últimos ( hasta la fecha ) exponentes del genuino hip-hop.

 La obra de Canserbero abordaba la vida y la muerte, la desigualdad social, el vacio existencial de nuestros días o la violencia callejera, siempre desde un tono crítico y reflexivo, y con una mezcla de cinismo y rebeldía. Son frecuentes en sus canciones las estructuras complejas y desordenadas, jugando con los acentos, las parrafadas adornadas por canturreos de ritmos más reggae, y combinando siempre sus característicos dos tonos de voz, uno de ellos intencionadamente más tenebroso y disfónico.

A través de sus canciones, se dibuja un tipo melancólico, solitariao, desencantado, orgulloso, inteligente, atormentado, culto, con un toque macabro, una pizca de resentimiento, y un buen puño de soberbia. Su vida podría no haber sido muy distinta a la de la mayoría de jovenes de barrio de Venezuela, un país donde la brecha social es dramática, de no ser por su excepcional sensibilidad. Una sensibilidad que le hacía ser una veleta, orientada hacia la esperanza o el odio según se levante, y que le permitió alcanzar las más altas cotas de percepción y precisión lírica. En una sociedad espiritualmente a la deriva, atender a este vacío con una visión crítica, denunciarlos micro en mano, Internet mediante, sorteando la frágil y difusa frontera entre la demagogia y el constructivismo, es algo muy poco común. Muchos se quejan de la naturaleza humana o de los abusos de poder, pero a pocos les afectan real y emocionalmente ( algo muy adaptativo) estas cuestiones. A pocos (especialmente en esta industria) les quita el sueño, les inspira, el sufrimiento. A Tyrone realmente le preocupaba.


En la era de Internet, literalmente cualquiera puede probar suerte en el mundo de la música. Incluso careciendo del instrumental más básico, siempre puedes utilizar un simple teléfono móvil o un ordenador para grabar la música, compartirla en la red, y esperar a que piquen los peces. Ya sea por la necesidad de expresarte, por las ansias de triunfar y hacerte rico, o, cómo suele ser en la mayoría de los casos, por una mezcla de ambas opciones, cualquiera puede intentarlo. Antes necesitabas contactos, ayuda, apoyo, medios, talento, dinero, una enfermiza perseverancia y mucha suerte si querías optar a entrar en el mundillo ...se requería una verdadera pasión por el asunto. Ahora no necesitas prácticamente nada más que tener suerte y dar con la tecla correcta. Esto representa una hermosa oportunidad para muchos criados y crecidos en una época en la que la fama y la riqueza simbolizan felicidad; muchos que, en otro momento de la historia, probablemente nunca hubieran sentido inquietud alguna por la música y la cultura. Pero, como dice un amigo mío, se da la paradoja de que en las inundaciones, el mayor problema radica en la dificultad para encontrar agua potable. Esta desproporcionada sobrecarga de presuntos músicos dificulta horrores encontrar e identificar el verdadero talento. Y pocos estilos se han visto tan afectados por el auge de plataformas digitales globales como el rap.

El rap es música de calle y nace en la calle, siempre, inevitablemente. El hip-hop puro y duro demanda de unos orígenes humildes y, digamos, sacrificados, en un entorno de relativa opresión y/o injusticia que favorezca su significado, contestatario y crítico por naturaleza. Pocos son los grupos que mantienen hoy estos estándares. Han sido otros valores, también inherentes y originalmente intrínsecos al rap, como la arrogancia, la ostentación o la pomposidad, los que se han reproducido con mayor frecuencia entre los artistas que han obtenido cierto éxito en los últimos años. No es de extrañar, pues, el poco crédito y la pobre identidad del estilo, dada la progresiva incorporación de todo lo jipjopero a la cultura popular y su consecuente desradicalización.  No debe extrañarnos a nosotros, los amantes del rap. La imagen del rapero se asocia con algo tonto, inculto y visceral, pero sobre todo poco serio. Y de esta labor se ha ocupado con germánica eficiencia todo el engranaje mediático y publicitario. No se considera al rap como un estilo musical significativo, y mucho menos como un movimiento cultural. Las causas de esta injusta categorización puede dar para un largo debate, pero ese no es el tema. Canserbero era uno de esos pocos raperos que rimaban sobre un bombo y caja algo más que auto-felaciones, chulería, misoginismo y agresividad. Rimaba para inspirar, para agitar y para concienciar. Rapeaba para que le dieras al coco, para que pudieras etiquetar esa sensación interna que no podías descifrar. Canserbero rapeaba para más que para alcanzar fama y dinero. Desde el minuto uno supo que su carrera no estaba destinada a algo así, pero tampoco se preocupó por ello. Internet podía brindarle la oportunidad de llegar a millones de oidos de cualquier punto de la comunidad hispano-hablante. Ese era su único objetivo. Y eso es algo digno de elogiar.


 " ... pensando más de la cuenta, estudiando para crecer
y trabajando para pagar la renta -  tachando metas de
esa lista interminable de - cosas que quiero
ir, vivir, conocer, ser y ver... "

C'est la mort, Canserbero

Canserbero era el último rapero. Conceptualmente hablando, claro. Es el ejemplo de rapero funcional que resulta tan poco común que es sin duda la excepción en lugar de la regla;  de ahí su capital importancia para el desarrollo del hip-hop como movimiento y comunidad propia. El mundo del rap está acostumbrado a observar historias de vertiginoso auge y estrepitosa caída; artistas que tan poco irrumpen en la escena con un estilo fresco, como se diluyen de la misma forma que una pastilla de sacarina se diluye en el café con leche, víctimas de su rigidez, de la falta de creatividad, y de una nula habilidad para reciclarse. Pero no está tan acostumbrado a especímenes como este venezolano fallecido a la aún corta edad de 26 años, no está habituado a contar entre sus filas con soldados tan versátiles, talentosos, profundamente agudos, creativos, violentamente únicos. Uno de esos artistas que, en lugar de alcanzar su tope al poco de crear su ópera prima, era capaz de generar expectación con cada nuevo proyecto, de sorprender con cada nuevo material, de profundizar en sus obsesiones personales a pecho descubierto, de compartir sus miedos y su cólera con el oyente, y de crear con éste un clima íntimo de reflexión. 


"...al menos por un ratico, hasta que me despierto en esa realidad
de la cual soy convicto - como la rutina, como las doctrinas,
como tantas cosas que me hacen pensar que estoy en ruinas.
Nacer, crecer, reproducirse, morir.. pues estar vivo, no es
precisamente igual a vivir..."


 De la vida como película y su comedia, tragedia y ficción, Canserbero.

Quién sabe hasta dónde habría podido llegar en su carrera musical. Lo que parece innegable es que nunca habría alcanzado la repercusión ni el estatus que otorga una muerte prematura, especialmente atendiendo a su trabajo y las innumerables referencias hacia ésta en sus versos. Una obsesión casi premonitoria con la muerte que le ha llevado directo hasta ella. Vivo era un referente dentro del rap, pero muerto asciende a la categoría de leyenda. No sabemos si, esté donde esté, tendrá conciencia de ello... pero de ser así, puede sentirse muy orgulloso de las fronteras superadas. Pese a convertirse en asesino justo antes de en cadaver, el respeto mostrado desde la comunidad hip-hop hacia él fue casi unánime, y la consternación, enorme. Recuerdo que lo primero que me vino a la mente fue  "¿ y entonces... ya no vamos a escuchar nada nuevo de Canserbero? "...  No, ya no escucharemos nada nuevo de Canserbero, pero su producción antes de partir fue extensa, está disponible a toque de 'click' y, ahora, conociendo su final, quizá podamos apreciar su contenido de una manera más analítica. 

"...Que pena siento por esos, que no tienen pasiones diferentes
al dinero o al sexo, y que viven - pero no están vivos
es decir, el que no tenga algo por qué morir no debería vivir..." 

C'est la mort, Canserbero

Canserbero, supuestamente y según lo vertido en diversos foros y plataformas de información y noticias online, habría estado diagnósticado con Esquizofrenia, Bipolaridad, Depresión y, de postre, con Trastorno de Identidad Disociativo ( el trastorno anteriormente conocido como Personalidad Múltiple), aunque habría rehusado recibir tratamiento alguno... Casi ná. Personalmente, dudo firmemente de tres de cuatro. Dudo de que fuera esquizofrénico: no se puede decir que fuera una persona desconectada de la realidad, sino que más bien era justo lo contrario. Quizá sus palabras pudieran ser consideradas en ocasiones como paranoias, pero sólo cuando las observamos desde un punto de vista socialmente moderado y prototípico. Además, me resulta difícil de creer que un esquizofrénico se embarcara desde muy joven en proyectos de difusión musical, colaborando con un sinfín de artistas, actuando incontables veces en directo y manteniendo además un hilo argumental en su progreso. También dudo de que fuera bipolar: de todos los trastornos psicológicos principales, el trastorno bipolar ha sido con diferencia el más mancillado y malinterpretado por la cultura popular. La alternancia de juicios, opiniones o conductas es fácilmente tildada cómo representativa de un trastorno realmente muy extremo, en contextos que abarcan desde la broma hasta la acusación. No tengo constancia, ni puede vislumbrarse a través de su música, de la existencia de episodios maníacos y/o hipomaníacos en su vida, si bien es cierto que es un dato que podría haber sido ocultado a sus seguidores con facilidad, por lo que esto no dejan de ser elucubraciones personales. Y desde luego, no creo que presentara un trastorno disociativo: se me hace complicado imaginar a un artista de tanta repercusión, con una agenda posiblemente apretada, multitud de colaboradores y compañeros de proyectos, capaz de sufrir capítulos de amnesia y alternancia de personalidades sin que ésto afecte a sus relaciones y funciones profesionales. Simplemente me resulta imposible de creer. Estoy convencido de que algunos, si no muchos, de los que corrieron a categorizar a Canserbero como TID ni tan siquiera sabían qué significa realmente tener identidad disociativa. En resumen, no pienso que la conducta o el juicio de Canserbero fuera tan extremo /inestable /radical /contraproducente vitalmente hablando como para siquiera considerar la presencia de cualquiera de estos tres trastornos... Pero sí que compro el diagnóstico de depresión. 



Canserbero con el rapero venezolano Apache, con quien colaboró para lanzar el álbum 'Apa y Can' en 2013.

La sensibilidad y la depresión son conceptos vinculados. La depresión nace de la excesiva reflexión, de la consideración de la realidad como oscura, desafiante, compleja e incontrolable, cuando ésta consideración desborda por completo los esquemas cognitivos auto-protectores de la persona. Existen diferentes tipos de depresión, variando en función de dimensiones como la duración de los episodios, su frecuencia, o su intensidad, además de la frecuente comorbilidad con otros trastornos, como la ansiedad. Es común entre las que podríamos considerar como grandes mentes la presencia de síntomas o episodios depresivos. La instrospección y la empatía son un arma de doble filo. A poco que uno se estruje los sesos con relativa insistencia en busca de algunas respuestas, es relativamente fácil caer en la decepción para con tu entorno y con un canon existencial que, en muchos sentidos, simplemente no funciona. Canserbero era severo en sus juicios de valor respecto a problemas que hoy y siempre han sido endémicos del ser humano. Desde este punto, es cuestión de tiempo caer en un oscuro abismo, por mucho que tu genio, tu creatividad, tu espíritu, te obliguen a considerar que tu papel en este mundo no es testimonial, sino que más bien estás embarcado en una significativa misión que probablemente nunca acabarás de definir. La inestabilidad emocional y conductual se puede atribuir a un constante desequilibrio entre la percepción de control y la desesperanza; la motivación proactiva y la desolación existencial; las ganas de vivir y el miedo a morir. Este balance de sentimientos le hacían un artista flexible y delicado, violento y razonable, agresivo y sobrio, igual de afín a la mesura y a la locura. Le encantaba jugar con dimensiones contrapuestas, con el desequilibrio. No cualquiera es capaz de deleitarse en el desequilibrio, y a él le encantaba descolocar al oyente... ser indescriptible, indescifrable, imprevisible. Amaba jugar ese papel.

"... Por eso ya no creo ni en mi almohada
ni en mi sombra, osea en nada ...
ni siquiera creo en mi viejo ...
si algún día te digo que te creo,
no me creas que te creo porque ya
no creo ni en mi reflejo..." 
Jeremias 17:5, Canserbero

 A la sociedad, a la masa mayoritaria, no le tiembla el pulso para señalar al inadaptado del rebaño, independientemente de cuáles sean las razones de esa falta de alienación. Por exceso o por déficit, el caso es que se queda fuera del círculo. No pienso que su vida haya estado regida por ningún trastorno, no creo que nunca haya carecido de control o percepción sobre sus actos, ni considero que su muerte (ni el homicidio previo) haya estado relacionada con algún desorden mental. Señalar como diferente a una persona superior en loquesea a la norma es un alivio para la nosotros, una manera de justificar por qué no hemos alcanzado esos níveles de excelencia... " Canserbero ? ... Si, si... un artistazo, dice muchas verdades... pero está un poco chalado, no ?..."Una mezcla de admiración y rechazo, es lo más común. A fin de cuentas, una excusa para la discriminación selectiva y la justificación de la mediocridad.


 
Es cierto que resulta insidioso encumbrar de manera alguna a un músico. A éste y a cualquiera, vivo o muerto. De un artista nunca veremos más de lo que éste o su círculo nos permitan ver. Un cantante se relaciona con sus seguidores a través de su trabajo, y es evidente que se cuidará la imagen ofrecida hasta el extremo. Canserbero, posiblemente, sería una persona cínica, rencorosa, con un orgullo quebradizo y un ánimo fluctuante, lleno de obsesiones y recelos, resentido con el mundo, fanático a veces e indolente otras ... Eso es lo que se extrae de su obra, de sus ideas y de su mensaje. Un ser con tendencia al aislamiento y la frustración. Una familia rota, una vida humilde, unas evidentes carencias afectivas, una serie de ambiciones frenadas, algunos proyectos irrealizables y un saquito de decepciones parecen buenos motivos para ello... ¿familiar, no?. No existe noche sin día, vida sin muerte, ni persona sin demonio. Como todos, Tyrone libraba su batalla con la experiencia, la esperanza y lo efímero, pero él se había entregado a la causa, y además, nos hacía partícipes. La música de Canserbero suena familiar porque supo definir con precisión de cirujano sentimientos derivados de situaciones que a todos nos toca experimentar (supongo yo que con especial intensidad en la juventud), cómo el duelo, la traición, el desamor, el fracaso, el odio o la decepción. Su determinación fue la de mejorar-se para mejorar-el mundo en el que vivía, una misión que puede sonar pretenciosa, pero que no hace referencia a nada más que al esfuerzo por ser una mejor persona hoy de lo que eras ayer. Pese a ser una persona llena de odio y tristeza, ejemplifica la genuina bondad. El odio y la tristeza nacen de la impotencia de querer hacer las cosas bien en un mundo donde en cada esquina encuentras cómo hacer las cosas mal conduce al éxito, o, al menos, a una completa ausencia de remordimientos, fundamento de la paz interior. No se elige ser ignorante o sensible ... El eterno debate psicológico entre genética y ambiente no es capaz de justificar este punto. Canserbero simplemente no podía desentenderse, ni auto engañarse. Los demás no pueden entender, ni ser sinceros con ellos mismos, bajo pena de inmenso dolor ... Pero hay personas que conviven con el dolor, irremediablemente y hasta las últimas consecuencias. Y esas historias suelen acabar mal.

Canserbero fue el último de los raperos por varios motivos: por su estilo lírico, trepidante y complejo. Por sus orígenes modestos y su mensaje reivindicativo y posmoderno. Por su completa búsqueda de diferenciación, desarrollo y mejora. Pero sobre todo por su profundidad temática, por su densidad moral y social, por su propuesta consciente y responsable, crítica y necesaria. Dada la desconexión entre las raíces culturales del hip-hop y la orientación actual del movimiento, los individuos como Canserbero resultan una rara avis; una especie en franco peligro de extinción. Los amantes del buen rap echaremos en falta su tono amargo, su propuesta cínica y su inusual franqueza. El hip hop ha perdido este pasado mes de enero a uno de sus más valiosos soldados. El último que intentó aportar a un estilo musical vacío de referentes y figuras de relevancia dósis de verdad. Se une al grupo de artistas turbios y malditos que se marchan antes de tiempo y en macábras circunstancias ,como Ian Curtis, Kurt Cobain o Amy Winehouse. Su muerte nos ha dejado algo más huérfanos, si cabe, de talento. Pero ayuda a darle a su obra otro matiz, otro aroma... el sabor y la textura que sólo alcanzan aquellos elementos que logran vencer la batalla a su tiempo y se convierten en perennes. La mejor enseñanza que podemos extraer de él fue su determinación para con el proceso del progreso. Esté donde esté, quizá conserve su memoria y su conciencia. Siempre fueron su mejor arma.